La ironía del progreso: cuando los ideales se vuelven contra ti y acabas cancelado o subiendo una cuesta empinada para reivindicar tus derechos
Oh, cielos, parece que los días de sol y arcoíris para el “team progre” están llegando a su fin. En un giro de eventos que nadie vio venir, excepto tal vez aquel que inventó la rueda, el movimiento progresista está a punto de enfrentar su mayor desafío: la realidad.
Según fuentes que se negaron a ser identificadas por miedo a ser canceladas, el grupo ha decidido que, en aras de la igualdad, cada miembro debe renunciar a cualquier forma de comodidad moderna. Sí, has leído bien. Adiós al café de comercio justo, ya que ahora solo se permite beber agua de lluvia recogida en cuencos de barro hechos a mano – porque, ¿quién necesita filtros cuando tienes la pureza de la naturaleza?
Pero espera, hay más. En un intento por reducir su huella de carbono hasta niveles prehistóricos, los progresistas han acordado que las reuniones solo pueden llevarse a cabo a pie o en bicicleta, lo que ha resultado en una asombrosa disminución de la participación. “Es difícil ser inclusivo cuando la reunión está a 30 kilómetros”, comentó un miembro, jadeando mientras subía una colina.
Y no podemos olvidar la nueva regla de que todas las discusiones deben ser completamente inclusivas, lo que significa que incluso los argumentos más absurdos deben ser escuchados con la misma seriedad que las propuestas bien fundamentadas. Así que, imagínate un debate donde “la Tierra es plana” tiene el mismo peso que “vamos a salvar el planeta”.
En resumen, el “team progre” está a punto de descubrir que sus ideales, llevados al extremo, pueden ser su propia kriptonita. “Pensamos que estábamos preparados para cualquier cosa, menos para esto”, admitió un activista, mientras intentaba tejer su propio abrigo con fibras de soja porque la lana ya no es ética.
Así que, sí, vienen tiempos realmente duros para el equipo progre. ¿Quién lo hubiera pensado? Tal vez, solo tal vez, la vida sin ironía no es vida.