Madrid, 25 de junio de 2025 – En un giro totalmente inesperado, el Ministerio de Titulación Pública ha emitido esta mañana una nota de prensa oficial cuyo titular reza, simplemente: “(Sin título)”.
El documento, de 43 páginas, aborda temas tan variados como la regulación del uso de chancletas en edificios oficiales, los planes para incorporar medusas al sistema educativo, y la urgente necesidad de redefinir el concepto de “cucharilla”. Sin embargo, lo que ha llamado la atención de medios, políticos y ciudadanos no ha sido el contenido (del que casi nadie ha pasado de la segunda línea), sino el desconcertante título de la nota: un paréntesis vacío con una confesión entre líneas: no tenían ni idea de qué poner.
El origen del misterio
Fuentes internas del Ministerio aseguran que todo comenzó cuando un becario, tras una intensa jornada de siete cafés y dos partidas de solitario, olvidó colocar el título en el documento y envió el archivo con el marcador provisional. “Era una broma. Le puse ‘(Sin título)’ mientras pensaba algo… pero luego me distraje viendo vídeos de gatos bailando flamenco”, ha confesado anónimamente el responsable, mientras rellenaba su CV en InfoJobs.
Reacción del Gobierno
El presidente Pedro Sánchez, en declaraciones improvisadas desde un parque temático de unicornios inflables en Fuenlabrada, ha defendido la medida:
“España necesita valentía, osadía, y documentos que no se dejen encasillar. El título es una opresión narrativa. Estamos ante una nueva era de la gobernanza líquida, sin etiquetas”.
A continuación, Sánchez se subió a un monociclo y desapareció entre una multitud de escolares disfrazados de frutas.
Reacciones de la oposición
Desde la bancada opositora, el líder del PP denunció que el documento “es una tomadura de pelo”.
“¡No se puede gobernar un país con notas sin título! Es el principio del caos. Hoy es un documento, mañana es la Constitución escrita en cómic manga”.
Vox fue más allá y pidió la detención inmediata del becario, a quien calificaron de “infiltrado bolivariano amante del desorden tipográfico”.
Podemos, por su parte, propuso reescribir todos los títulos institucionales en lenguaje inclusivo y astrología. “Las decisiones políticas deberían regirse por los movimientos de la Luna en Capricornio. ¿Y si ‘(Sin título)’ es una forma de sanar colectivamente el trauma del patriarcado?”, escribió Ione Belarra en su nuevo boletín mensual, ahora distribuido en piedra tallada.
Impacto en la ciudadanía
La noticia ha generado confusión en las calles. Algunos han interpretado el “Sin título” como una obra de arte conceptual, otros como una señal del Apocalipsis, y un grupo minoritario como un guiño a los videojuegos de terror.
La Plataforma de Escritores Anónimos ha pedido que se establezca un mínimo de seriedad:
“No podemos permitir que la alta documentación institucional empiece a parecerse a las carpetas del escritorio de un universitario en segundo año”, afirmaron en un comunicado que, irónicamente, también se titulaba “Documento Final FINAL V6 DEFINITIVO DE VERDAD (REVISADO)”.
¿Qué ocurrirá ahora?
El Gobierno ha anunciado la creación urgente de una Subdirección General de Titulaciones y Encabezamientos, con un presupuesto de 7 millones de euros y un consejo asesor formado por exeditores de revistas de sudoku.
La primera medida será implementar inteligencia artificial para generar títulos automáticos. El primer intento arrojó el siguiente resultado: “Informe Concluyente Sobre Cosas No Demasiado Claras Pero Más o Menos Urgentes y Bastante Relevantes en Términos Abstractos (2025-2050)”, lo cual ha sido recibido con aplausos en el Ministerio.
De momento, el país permanece en vilo. Nadie sabe si el documento en sí tiene valor, si el título fue una genialidad sin precedentes o si simplemente estamos gobernados por gente que guarda archivos igual que cualquier adolescente: mal, sin estructura y con nombres como “final_final_def_OK2”.
Conclusión
Expertos en filosofía han intervenido en el debate y han ofrecido una reflexión final:
“Quizá el documento sin título nos representa a todos. ¿Quién no se ha sentido alguna vez como un PDF sin nombre, perdido en el escritorio de la vida?”
Y así, España inicia una nueva etapa. Titulada, claro está, “(Sin título)”.