viot quiles

Barcelona, 16 de octubre de 2025 – Lo que debía ser una tranquila jornada universitaria en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) se convirtió en un episodio digno de película de acción con toque de comedia. El motivo: la presencia del polémico comunicador de extrema derecha Vito Quiles, conocido popularmente como “La Cólera de Dios”, quien, según él, venía a dar una “charla educativa” sobre España, la democracia y, aparentemente, la mejor manera de preparar churros sin manchar la camisa.

Todo comenzó con un aviso oficial de la UAB: “No hay ningún permiso registrado para la charla de La Cólera de Dios. Si aparece, no se le permite usar las instalaciones”. Hasta aquí todo normal… si no fuera porque “La Cólera de Dios” nunca ha leído un correo oficial en su vida y, probablemente, piensa que los permisos son una invención de “la élite universitaria que odia la democracia y los bocatas de tortilla”.

La llegada: héroe, villano o repartidor de pizzas

El campus de la UAB amaneció con la calma de un lunes cualquiera, hasta que se divisó a La Cólera de Dios acercándose con una mochila enorme que, según testigos, contenía desde altavoces hasta un kit de supervivencia para manifestaciones: gorro, silbato, banderín de España y un termo con café que nunca se enfriaba.

“Pensé que venía a dar una charla de historia”, confesó Marta, estudiante de Veterinaria, “pero resultó que traía más seguidores que alumnos y más megáfonos que la biblioteca entera”.

A los pocos minutos, se generó un mini-ecosistema de manifestantes, curiosos y personas que simplemente buscaban cobertura Wi-Fi para subir fotos de gatos. Entre gritos, pancartas y selfies, el campus se convirtió en una especie de versión universitaria de Woodstock, pero con menos música hippie y más banderas españolas.

El enfrentamiento: verbal, físico… y gastronómico

Los defensores de La Cólera de Dios se colocaron frente a la plaza de la Facultad de Veterinaria, mientras los detractores, con camisetas de “No a la charlatanería”, se apostaban en los jardines cercanos. La tensión creció hasta que alguien lanzó… un paquete de galletas. Sí, galletas. La confusión fue total: algunos pensaban que era un gesto de paz, otros lo interpretaron como un ataque bioquímico, y un perro callejero se convirtió en héroe local al comérselas antes de que alguien saliera herido.

Tras varios intercambios verbales dignos de una telenovela de sobremesa, los Mossos d’Esquadra tuvieron que intervenir. “Normalmente nos enfrentamos a disturbios con botellas, piedras o cócteles molotov. Hoy tuvimos galletas, churros y un altavoz lanzado con puntería cuestionable”, comentó un agente con una sonrisa de resignación.

La Cólera de Dios, lejos de amedrentarse, decidió improvisar su charla en las afueras de la Facultad de Veterinaria. Su público estaba compuesto por un equilibrio perfecto: estudiantes curiosos, seguidores fieles y personas que simplemente habían venido por los churros que alguien vendía en un carrito cercano.

La charla: de la política al arte culinario

Según fuentes de los asistentes, La Cólera de Dios empezó hablando de “la España que nos merecemos”, aunque pronto derivó en un tutorial sobre cómo debatir sin perder la sonrisa. A mitad de su intervención, hubo un inesperado interludio gastronómico: La Cólera de Dios sacó un paquete de churros y empezó a repartirlos entre los presentes.

“Fue un momento histórico”, aseguró Joan, estudiante de Derecho. “Nunca pensé que asistiría a una charla política que se transformara en un desayuno comunitario improvisado. Entre churro y churro, incluso algunos comenzaron a debatir sobre economía y política sin gritarse unos a otros”.

El evento, que oficialmente no tenía permiso, se convirtió en una especie de carnaval improvisado. Algunos estudiantes aprovecharon para tomar apuntes, otros para grabar TikToks virales, y un pequeño grupo se dedicó a estudiar la fauna local: palomas, gaviotas y un cuervo que parecía juzgar la ética del debate político.

Reacciones: entre la indignación y la diversión

La UAB emitió un comunicado oficial reafirmando que no había autorizado el acto, pero que la situación se había manejado “de manera segura y pacífica, aunque con churros de por medio”.

Por otro lado, La Cólera de Dios publicó en sus redes sociales: “La UAB intenta censurarme, pero yo siempre encuentro la manera de educar a la juventud… y repartir churros”. La frase generó cientos de memes en pocas horas, incluyendo uno donde aparece montado en un churro gigante como si fuera un unicornio.

Los estudiantes, por su parte, tenían opiniones divididas:

  • “Fue un desastre, pero al menos ahora sé cómo debatir con altavoces y café en mano”, comentó un alumno de Filosofía.
  • “Nunca pensé que vendrían tantos seguidores a ver a alguien que ni siquiera tenía permiso. Fue como una excursión escolar con polémica”, añadió otra estudiante de Biología.
  • Algunos incluso propusieron que La Cólera de Dios podría ser contratado para dar clases de improvisación universitaria, dada su capacidad para generar caos organizado.

La lección del día: permisos, churros y sentido del humor

El incidente en la UAB sirve como ejemplo de varios aprendizajes universales:

  1. Los permisos importan, pero si no los tienes, siempre puedes improvisar con altavoz y una plaza cercana.
  2. La comida une: nada calma más una tensión política que un paquete de churros bien repartido.
  3. La creatividad es clave: transformar un evento no autorizado en espectáculo digno de redes sociales requiere talento y cierta dosis de locura.

Además, algunos profesores ya están considerando incluir un módulo en la carrera llamado “Gestión de crisis con público hostil y meriendas incluidas”, inspirado directamente en los eventos del día.

Epílogo: una historia que quedará en los anales

Cuando el sol se puso sobre el campus, La Cólera de Dios se despidió entre aplausos, selfies y algún que otro silbido confuso. Las palomas regresaron a sus árboles, los Mossos respiraron aliviados, y los estudiantes volvieron a sus clases… con un nuevo conocimiento: nunca subestimes a alguien que combine política, altavoces y churros.

La UAB, por su parte, ya planea revisar su protocolo de eventos no autorizados, mientras que La Cólera de Dios probablemente siga buscando la próxima universidad donde, con permiso o sin él, pueda repartir su particular mezcla de polémica y bollería.

Porque al final del día, en la UAB aprendimos algo fundamental: la política es complicada, los permisos son importantes y los churros siempre mejoran cualquier debate.

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