Queridos lectores, agárrense las pulseras, que esto se pone bueno. El sindicato CCOO, en un alarde de perspicacia detectivesca, ha soltado una perla que ha dejado a media España mirando su muñeca con desconfianza. Según ellos, llevar una pulsera con la bandera de España no es solo un accesorio fashion, ¡no! Es una declaración de intenciones, un pase directo a la categoría de “militante de ultraderecha”. Así, sin anestesia.
Todo esto empezó en la Universidad de Granada, donde dos delegados de CCOO, en plena campaña electoral, se toparon con un joven que, según cuentan, les llamó “sinvergüenzas comegambas”. ¡Ojo, que el insulto es de nivel gourmet! El caso es que el chaval, en un gesto que bien podría haber sido para rascarse la nariz, dejó ver una pulsera con la rojigualda. Y ahí, amigos, CCOO vio la luz: ¡una pulsera con la bandera de España! ¡Eso solo lo llevan los ultras.
Vamos a ver, CCOO, con cariño: ¿desde cuándo una pulsera te convierte en el próximo líder de una manifestación con antorchas? Imagínense la escena en el súper: “Disculpe, señora, esa pulsera con la bandera… ¿es usted de Vox o solo le gusta el rojo y amarillo?” ¿Y qué pasa con los turistas que se compran la pulserita en el mercadillo de la playa? ¿También son de ultraderecha? Porque, oye, mi primo italiano lleva una desde que vino a Benidorm y lo único ultra que tiene es su amor por la paella.
No nos pongamos serios, que esto da para risas. Según la psicología social, llevar una pulsera con la bandera puede ser simplemente una forma de decir “¡Viva España!” o, no sé, un recuerdo de cuando ganamos el Mundial. Pero no, CCOO ha decidido que es un código secreto, como si llevar la bandera en la muñeca fuera el equivalente a tatuarse un manifiesto político.
Y ojo, que la cosa no queda ahí. El sindicato ha pedido a la Universidad de Granada un “plan de valores democráticos” para combatir estas “situaciones graves”. ¿Situaciones graves? ¿Una pulsera? ¡Por favor, que alguien llame a la Interpol! Esto es más grave que cuando mi tía se pone el delantal de lunares y dice que es alta costura.
En fin, queridos lectores, si tienen una pulsera con la bandera de España, no se la quiten todavía. Llévenla con orgullo, o con ironía, o simplemente porque combina con las zapatillas. Pero, por si acaso, eviten discutir con sindicalistas en la Facultad de Relaciones Laborales. No sea que terminen etiquetados como “ultraderechistas” por llevar un souvenir de Magaluf. Y a CCOO, un consejo: relájense, que la bandera no muerde, y las pulseras, menos. ¡Viva el humor y la libertad de llevar lo que nos dé la gana en la muñeca!