Me llama Hitler pero a mí por lo menos no me han pitado 80.000 personas en un estadio después de pasarme 9 minutos en un ring huyendo de un tierno Labubu.
En un nuevo episodio de la telenovela no oficial de la comunidad streamer española, donde los egos pesan más que las placas de YouTube y las indirectas vuelan con más precisión que los misiles teledirigidos de un videojuego, hemos presenciado una pelea verbal que ya está siendo bautizada por los fans como “La Tercera Guerra Tuitera”.
Todo comenzó cuando Abby, conocida streamer de opiniones afiladas y debates encendidos, decidió que la mejor manera de referirse a Un Tío Blanco Hetero (UTBH) era compararlo nada menos que con Adolf Hitler. Un gesto que, en el ecosistema digital, equivale a prenderle fuego a un polvorín mientras gritas “¡a que no hay huevos!”.
Y claro, UTBH no iba a dejar pasar la oportunidad de devolver la pelota, no con su historial de respuestas que mezclan ironía, sarcasmo y un puntito de “te voy a dejar pensando en esto mientras intentas dormir”. La contestación fue directa y mortal:
“Me llama Hitler pero a mí por lo menos no me han pitado 80.000 personas en un estadio después de pasarme 9 minutos en un ring huyendo de un tierno Labubu.”
Un comentario que ha dejado a los espectadores preguntándose quién es Labubu y por qué un muñeco adorable podría provocar semejante vergüenza pública. La respuesta es sencilla: Labubu es ese peluche de ojos saltones y sonrisa inquietante que, en manos de un streamer, puede convertirse en el equivalente a pelear contra un gato mojado… pero con público.
Los bandos ya están formados
En cuestión de horas, Twitter (o X, para los que todavía intentan fingir que Elon Musk hizo un cambio de marca sensato) se llenó de clips, memes y hashtags como #LabubuGate, #HitlerPeroConSetup y #AbbyVsUTBH.
- Los fans de Abby dicen que su comparación fue una “hipérbole necesaria” para denunciar actitudes que ella considera peligrosas.
- Los seguidores de UTBH, en cambio, aseguran que su ídolo acaba de dar una de las mejores respuestas de la temporada, digna de grabarse en mármol y poner en la entrada de Twitch España.
Mientras tanto, el resto de mortales que no saben quién es ninguno de los dos se limitan a preguntar si el combate contra Labubu se puede ver en Netflix o si hay que pagar un Pay Per View.
Un conflicto con aroma a reality show
Lo más irónico de todo es que, si alguien quisiera producir una serie de televisión sobre esta historia, ya tendríamos todos los ingredientes:
- Una acusación explosiva (nivel Hitler, nada menos).
- Un contraataque con referencias oscuras que requiere contexto para ser disfrutado.
- Miles de personas comentando en directo, sin tener claro si lo que están viendo es una pelea real o una estrategia de marketing para vender merch de Labubu con guantes de boxeo.
Los expertos en drama digital ya lo están llamando el crossover que no sabíamos que necesitábamos. Y como pasa con todo buen salseo, la comunidad está dividida entre los que quieren que se reconcilien en un stream conjunto… y los que prefieren que esta batalla dure lo suficiente como para tener contenido hasta Navidad.
¿Qué pasará ahora?
En la rueda de prensa improvisada que ninguno de los dos dio, pero que todos imaginamos, los rumores apuntan a varias posibilidades:
- Un debate cara a cara en Twitch, moderado por un streamer neutral (si es que existe tal cosa).
- Una revancha en un ring, esta vez con Labubu vestido de árbitro.
- Colaboración sorpresa para vender camisetas con el lema “No soy Hitler, pero tampoco huyo de peluches”.
Sea cual sea el desenlace, lo cierto es que este rifirrafe ha logrado lo que todo influencer sueña: subir seguidores, multiplicar visualizaciones y garantizar que, al menos por esta semana, sus nombres no salgan del trending topic.
💥 Moraleja: En el mundo del streaming, las comparaciones históricas son peligrosas… pero las comparaciones con peluches que humillan en público pueden ser mortales.