militares con tirachinas

Madrid amaneció hoy con un titular que parece sacado de un guion de José Mota, pero que, según Moncloa, es “absolutamente real y estratégico”: el Gobierno ha aprobado un plan de rearme pionero en el mundo, que consiste en la adquisición de 300.000 tirachinas de última generación.

La medida, que responde a la creciente tensión internacional y a las presiones de Donald Trump y la OTAN, se presenta como un “avance ecológico, económico y feminista en materia de defensa”.

“Este va a ser el proyecto de defensa más ecosostenible de la historia”, declaró orgullosa la ministra de Defensa, Margarita Robles, mientras mostraba en rueda de prensa un tirachinas de madera con la pegatina del programa Next Generation EU.


Adiós a los misiles fálicos, hola a la goma elástica inclusiva

Desde el Ministerio de Igualdad no han tardado en aplaudir la iniciativa, subrayando que se trata de un giro histórico en la manera de entender la guerra.

“Con esta decisión hemos abandonado el sistema falocéntrico en defensa. No más misiles con forma de pene, ni tanques que apuntan imitando el sexo masculino. A partir de ahora, la guerra se librará con gomillas, piedras y, en la medida de lo posible, bolitas biodegradables de papel reciclado”, explicaron fuentes del departamento.

Se baraja incluso la posibilidad de introducir tirachinas con perspectiva de género, que incluirían un manual de uso neutro y sin instrucciones que den por sentado que el combatiente es un hombre.


El contrato: empresa israelí de dudosa existencia

El lote de 300.000 tirachinas será adquirido a una misteriosa empresa israelí cuyo nombre no ha trascendido, y cuya calidad, según reconocen en el propio Ministerio de Defensa, “ni está ni se la espera”.

Un coronel de intendencia, que se presentó en la rueda de prensa con dos copas de vino de más, lo dejó claro:

“De los 300.000 tirachinas, 250.000 van a ir a Marruecos. ¿Por qué? Pues porque alguien en el Excel se ha equivocado, pero ya es tarde para rectificar. Además, como todo el mundo sabe, Marruecos siempre acaba con más material que nosotros”.


Reacciones políticas: la guerra de los tirachinas

El anuncio no dejó indiferente a nadie en el panorama político.

  • Podemos criticó con dureza la operación, no tanto por el uso de tirachinas, sino porque la compra se haya realizado a una empresa israelí: “Creemos que el tirachinas es un arma del pueblo, pero jamás debería ser comprado al opresor sionista”.
  • Sumar centró su enfado en la estética: “Los tirachinas deberían ser de color rosa inclusivo, y con gomas hechas a partir de caucho vegano. De lo contrario, estaremos reproduciendo patrones tóxicos”.
  • El Partido Popular (PP), por su parte, fue más tradicional: “Nosotros habríamos optado por una honda, porque tiene más historia en España y porque si David derrotó a Goliat, nosotros también podríamos derrotar a Putin con ella”.
  • Vox, fiel a su estilo, convirtió el tema en un eslogan en redes sociales. En cuestión de minutos hicieron tendencia en X/Twitter el hashtag:
    #LosEspañolesDeVerdadUsamosAlabarda.

Además, Santiago Abascal anunció que ya se ha pedido presupuesto para un lote de 50.000 lanzas medievales “fabricadas íntegramente en Soria, con madera nacional y acero de los buenos”.


La calle opina: ¿tirachinas para todos?

En las plazas y bares del país, la medida ha generado sorpresa y un toque de nostalgia. Muchos ciudadanos han recordado los veranos de su infancia, cuando la guerra consistía en disparar a latas de refresco, farolas o al vecino pesado.

“Por lo menos ahora no nos endeudamos comprando cazas que no vuelan o submarinos que no flotan. Con los tirachinas, lo peor que puede pasar es que te devuelvan la pedrada”, señalaba un jubilado de Albacete mientras mostraba orgulloso su tirachinas casero de 1962.

Algunos colectivos pacifistas, sin embargo, alertan de los riesgos: “¿Y si se nos rompe una goma en la cara? ¿Y si nos denuncian por tirar piedras al enemigo?”, han advertido en un comunicado de urgencia.


Una potencia militar… pero ecológica

El Gobierno defiende que este plan colocará a España “a la vanguardia de la defensa verde”. No habrá emisiones de CO₂, las municiones serán reciclables, y los tirachinas podrán incluso ser utilizados para lanzar semillas en campañas de reforestación.

La idea ha despertado interés internacional: Suecia estudia copiar el modelo con gomeros fabricados en IKEA, mientras que Alemania planea complementar sus tanques Leopard con tirachinas XXL montados sobre ruedas de tractor.

Incluso Ucrania, que vive en plena guerra, habría solicitado un lote de prueba, aunque todavía duda de su eficacia frente a drones y misiles.


Conclusión: el ejército del futuro juega como en la infancia

España se convierte así en el primer país de la OTAN en sustituir los misiles por tirachinas. El Gobierno insiste en que no es un retroceso, sino un avance moral: “Lo importante no es ganar la guerra, sino hacerlo de manera sostenible y con perspectiva de género”.

El plan de rearme ya tiene nombre: “Operación Goma Justa”.

Ahora queda por ver si la tropa española, acostumbrada a tanques oxidados y aviones que nunca despegan, sabrá manejar la peligrosa arma de la infancia sin romper demasiados cristales de coche en el cuartel.

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