Madrid, 10 de junio de 2025 —
En un giro argumental digno de una temporada perdida de Black Mirror, Gabriel Rufián, diputado de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), ha explicado hoy por qué, diez años después de su entrada al Congreso, sigue ocupando el mismo escaño que juró abandonar en apenas 18 meses.
La respuesta, según él, está en las estrellas. Literalmente.
En una esperada rueda de prensa titulada “La relatividad del compromiso”, Rufián sorprendió a propios y extraños con una presentación multimedia que incluyó diapositivas con el sistema solar, una banda sonora de Interstellar y un puntero láser con forma de lazo amarillo.
“Cuando dije lo de los 18 meses, nadie me preguntó de qué planeta eran”, comenzó con media sonrisa. “Y ahora que lo pienso, fue un error mío suponer que todos sabían que me refería a Saturno.”
Saturno, el planeta de la coherencia política
Para quien no esté al día en astrodinámica, conviene contextualizar: un año en Saturno dura aproximadamente 29,5 años terrestres. Es decir, una simple vuelta al Sol saturniana tarda lo mismo que un niño de P3 en llegar a la Selectividad. De ahí que cada “mes” saturniano equivalga a algo más de 2 años terrestres.
“Si haces la cuenta, 18 meses de Saturno son unos 44 años de aquí. Por tanto, mi mandato expira en el año 2059. Si en ese momento sigo aquí, podéis sacarme el tuit”, explicó con calma cósmica.
Los periodistas presentes, entre el estupor y la risa contenida, preguntaron si este cambio de unidad temporal se aplicará a futuras promesas políticas. Rufián fue claro:
“Sí. Desde ahora solo hablaré en meses de Neptuno, porque nadie me puede fact-checkear eso en tiempo real.”
La hemeroteca no perdona… pero él tampoco se inmuta
La famosa promesa original fue pronunciada en 2015, con el entusiasmo de alguien que se compra una cafetera con cápsulas creyendo que ahorrará dinero.
“Vengo para estar 18 meses, hacer ruido y marcharme”, aseguró entonces, con la rotundidad de quien va al gimnasio en enero. Lo dijo en entrevistas, en tuits, en mítines, en debates y hasta en una servilleta que algunos medios conservan como documento histórico.
Durante años, este compromiso ha sido uno de los memes favoritos del ecosistema político español.
— ¿Rufián sigue en el Congreso?
— Sí, pero solo hasta el fin de la rotación saturniana.
Lejos de incomodarse, el propio diputado ha sabido abrazar la broma con una habilidad envidiable. En su cuenta de X (antes Twitter, ahora simplemente “el abismo”), cada aniversario de su escaño lo celebra con una mezcla de ironía y gifs: desde imágenes de astronautas hasta memes de Gandalf diciendo “no llegas tarde, llegas cuando debes”.
La comunidad científica, entre la risa y la resignación
Sorprendentemente, la declaración de Rufián ha generado reacciones más allá del ámbito político. La mismísima NASA emitió un comunicado que, si bien no entra a validar su permanencia en el Congreso, sí admite que su interpretación del tiempo es, técnicamente, posible.
“Aunque poco habitual en los protocolos parlamentarios, la noción de meses extraplanetarios no puede descartarse como unidad de medida. Aunque preferimos que no cunda el ejemplo.”
Por su parte, la Agencia Espacial Europea (ESA) ha ofrecido a Rufián una beca honorífica para “servir de ejemplo vivo de cómo la relatividad del tiempo puede ser usada en contextos no científicos, sino simplemente cómicos”.
¿Y ahora qué? Rufián, ERC y el futuro en años marcianos
La estrategia comunicativa de Rufián no solo ha blindado su promesa, sino que ha generado nuevas ideas en su formación. ERC ya estudia implantar un sistema de promesas políticas medido en tiempo marciano, aprovechando que un año en Marte equivale a 687 días terrestres.
“Nuestros candidatos podrían decir que gobernarán una legislatura marciana. Eso da margen para improvisar, rectificar o incluso meditar decisiones sin que nadie lo vea como traición”, explicó un asesor de campaña que pidió anonimato “por si esto va demasiado lejos”.
Incluso el presidente del Parlament catalán ha propuesto instalar un reloj galáctico en la entrada del Congreso, con zonas horarias de todos los planetas, “para que nadie se sienta obligado a cumplir nada terrenal”.
El legado de Rufián: ¿diputado o constelación?
Lejos de encogerse por las críticas, Gabriel Rufián parece disfrutar del aura de personaje recurrente. Ya no es solo el diputado con frases lapidarias, memes en 4K y guerras de tuits a medianoche. Es una institución dentro de otra institución.
Fuentes cercanas aseguran que ERC planea, para 2030, presentar su candidatura al Senado bajo el nombre simbólico de “Saturnino Rufián”, y no descartan que algún día se le erija una estatua con forma de astronauta, con una mano señalando el Congreso y otra el cielo.
Algunos incluso piden que se rebautice el Hemiciclo como “Sala Plenaria Saturno B”.
Conclusión: El tiempo es relativo, y la política también
En un país donde las promesas se reciclan más que los plásticos, Rufián ha elevado la evasiva política a una disciplina cuántica. Mientras otros incumplen compromisos y lo niegan, él los reinterpreta con elegancia orbital.
Y aunque sus detractores lo acusen de incoherencia, él ya lo ha dejado claro:
“No he roto ninguna promesa. Solo necesitáis mirar más allá de la atmósfera.”