Menu del hambre

Una clienta presenta hoja de reclamaciones tras recibir un plato vacío, pan mohoso y un zumo en polvo “ideológicamente hidratado”. El chef defiende el menú como “una experiencia simbólica de lucha de clases”.

Taberna Garibaldi, Chamberí – 12:35 p.m.
El proletariado no gana para disgustos. Lo que debía ser una comida de hermandad y conciencia de clase terminó en una escena digna de Ionesco con tintes de “Pesadilla en la cocina pero con conciencia social”. La Taberna Garibaldi, autodefinida como un “refugio gastronómico antifascista”, ha sido protagonista de la polémica del día tras la denuncia de una clienta que asegura haber pagado 35 euros por un “menú del día obrero” compuesto por:

  • Sopa Luxemburgo de tripas de pescado,
  • Euskalbóndigas Halal (con acento en la inclusión y la multiplicidad de identidades), y
  • Chocolate Bolga de postre,
    todo ello acompañado de una bebida en polvo que ni siquiera estaba incluida en el precio.

“Cuando pedí el menú del día obrero, esperaba algo humilde pero sustancioso. Pero esto era directamente una performance del hambre”, denunció la clienta en X (antes Twitter), acompañando su mensaje con una imagen desoladora: un plato prácticamente vacío, un pan claramente mohoso, y un zumo aguado que recordaba más a una infusión de impotencia que a una bebida funcional.


“No pagas por comer, pagas por deconstruirte”

El chef encargado, Silvio Barricada, ex-artista plástico reciclado en cocinero marxista, ha salido a defender su propuesta gastronómica ante la avalancha de críticas en redes. Según él, el menú no es una comida, sino una experiencia ideológica.

“Nuestra sopa de tripas de pescado es una referencia simbólica a los menús de las huelgas mineras de 1934. Las euskalbóndigas halal representan la integración obrera vasco-magrebi, y el chocolate Bolga… bueno, eso es lo que quedaba en el supermercado ecológico bolivariano.”

Ante las quejas sobre la bebida no incluida, Barricada se mostró tajante:

“Si el agua potable te parece cara, es que no has comprendido el coste real del imperialismo líquido.”


Reacciones: entre el surrealismo gastronómico y el activismo gourmet

Las redes sociales han estallado con comentarios que van desde la indignación hasta la carcajada:

  • Eso no es una taberna, es un museo del hambre patrocinado por el Ministerio de Cultura“, comentó @MarxYRequetemarx.
  • Me gusta la idea del menú obrero, pero a ese precio el obrero tiene que ser Elon Musk“, ironizó @RojiporDentro.
  • La euskalbóndiga halal es el crossover culinario más innecesario del año“, sentenció @GastroComisario.

Otros usuarios han defendido la propuesta como una forma innovadora de “gastronomía comprometida”, que denuncia el fetichismo burgués del exceso alimentario y pone en valor la carencia como forma de resistencia estética.


Hoja de reclamaciones y manifiesto adjunto

La clienta indignada no solo presentó la hoja de reclamaciones al establecimiento, sino que —según testigos— recibió un tríptico en su lugar titulado:
“El vacío en el plato como símbolo del saqueo neoliberal”, escrito a mano con rotulador morado sobre papel reciclado del BOE.

“No me dieron compensación ni postre. Solo un poema de Brecht sobre la inanición organizada”, relató con resignación.

El establecimiento ha asegurado que “no devolverá el dinero, pero puede ofrecer una experiencia aún más depurativa: un ayuno guiado por una cooperativa vegana maoísta en Lavapiés”.


El Ministerio de Consumo se pronuncia

Fuentes del Ministerio de Consumo han declarado que “no se puede legislar sobre el mal gusto”, aunque están estudiando si el menú vulnera los derechos básicos de la ciudadanía “a ser alimentada y no sermoneada”.

Por su parte, la Asociación de Tabernas Históricas de Madrid ha pedido “respeto por la comida humilde” y exige que se retiren las referencias al concepto de “menú obrero”, advirtiendo que “ni en los peores años del cuponazo se sirvió semejante humillación”.


Pronto: “Experiencia Lenin Deluxe” por 85€

Pese a la polémica, la Taberna Garibaldi ha anunciado un nuevo menú premium para el mes de agosto:
“La Experiencia Lenin Deluxe”, por 85€ sin IVA, que incluirá:

  • Pan de centeno reposado en textos de Lenin,
  • Ensalada de patatas sin patata (por coherencia bolchevique),
  • Aire de revolución (servido en plato hondo),
  • Y de postre: Suflé dialéctico con coulis de lucha de clases.

Todo ello acompañado de una copa de kombucha de fermentación autodeterminada.


Conclusión: cuando el hambre es ideología

Una vez más, queda claro que el hambre se puede sufrir, denunciar, o incluso rentabilizar, dependiendo de la carta del día y de si uno lleva tote bag de la CNT o no. En tiempos donde todo puede ser una “experiencia”, desde un viaje en Blablacar hasta un atraco emocional en una taberna politizada, quizá el verdadero menú obrero sea el bocata de calamares del bar de la esquina: sin relato, pero con calamares.

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