En un giro digno de una telenovela deportiva, Jenni Hermoso, la heroína del fútbol español, ha declarado ante la justicia sobre el beso no consentido que le dio el ex-presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, después de que España ganara el Mundial femenino. Si pensabas que el drama en el fútbol solo ocurría en el campo, piénsalo de nuevo.
La escena fue más o menos así: mientras el mundo entero celebraba la victoria de la selección femenina, Rubiales, en un momento de “euforia” (o de falta absoluta de sentido común), decidió que la mejor forma de felicitar a Hermoso era con un beso con arrimón de pito que ni siquiera el guion de una película de telenovela barata hubiera aprobado.
Hermoso, en su declaración, describió el momento como “un atosigamiento constante” post-celebración, algo así como si hubieras ganado el premio gordo de la lotería y en vez de celebrarlo, te encontraras en el set de “Cásate Conmigo, Maribel”.
Mientras tanto, Rubiales, quien parece haber confundido el protocolo de felicitaciones deportivas con el de un reality show de citas, se ha defendido diciendo que el beso fue consentido. Sí, claro, porque todos sabemos que una celebración de victoria es el momento ideal para discutir el consentimiento con “un piquito”.
En los tribunales, las estrellas de este drama son acompañadas por un elenco de personajes secundarios, incluyendo al ex-seleccionador Jorge Vilda y otros miembros de la federación, todos acusados de intentar tapar el sol con un dedo, o mejor dicho, con una disculpa escrita a mano.
La situación ha llevado a la Federación Española de Fútbol a una revisión de su protocolo contra las agresiones sexuales, que hasta ahora parece haber sido escrito en servilletas de bar por alguien que nunca entendió el concepto de “espacio personal”.
Mientras el juicio avanza, el mundo del fútbol observa con asombro y un poco de vergüenza ajena, preguntándose si al final de este culebrón, el deporte recibirá la lección que tanto necesita sobre respeto y consentimiento. Porque, después de todo, ¿Quién necesita goles cuando tienes un drama así para mantener a los aficionados pegados a la pantalla?