Hollywood está en llamas, y no es por el estreno de la nueva película de Michael Bay. La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas ha lanzado una bomba nuclear en forma de nueva regla para los Oscar 2026: si no ves todas las películas nominadas en una categoría, ¡no votas, punto final! Y si pensabas que esto sería un simple recordatorio amistoso, piénsalo de nuevo. La Academia ha instalado un “Sistema de Vigilancia Cinematográfica” (SVC™) que incluye cámaras en las salas de proyección, cuestionarios sorpresa y un detector de mentiras para los votantes que juren haber visto ese documental de cuatro horas sobre el ciclo de vida de los musgos.
“No más excusas, Harold”
La medida, anunciada el 21 de abril de 2025, busca poner fin a décadas de votaciones dudosas. “¿Qué es esto de votar por Barbie porque mi nieta me dijo que era ‘cute’?”, bramó el presidente de la Academia, mientras golpeaba una mesa con una estatuilla dorada (spoiler: la estatuilla se rompió). Según un informe interno, el 40% de los votantes de los Oscar 2024 no vio ni la mitad de las nominadas. “Pensé que Poor Things era un reality show sobre influencers en bancarrota”, confesó un votante anónimo, mientras intentaba recordar si Oppenheimer era un drama o un musical.
The Academy is implementing rules to make sure that members will not be allowed to vote for the Oscars if they haven’t demonstrated that they have watched all of the nominated films.
Para asegurarse de que nadie se escape, la Academia ha implementado medidas dignas de una distopía de ciencia ficción. Los votantes ahora deben pasar por un “Examen de Contenido” después de cada película. “¿Qué simboliza el paraguas rojo en el minuto 47 de The Quiet Girl?”, pregunta un formulario, mientras un votante suda frío y murmura: “¡Yo qué sé, si me quedé dormido en el minuto 12!”. Los que fallen el examen serán enviados a un “campo de reeducación cinematográfica”, también conocido como una suscripción obligatoria a Netflix con un algoritmo que solo reproduce documentales en idiomas que no entienden.
Hollywood se divide: caos, palomitas y un motín.
La reacción en Hollywood ha sido un circo de tres pistas. Por un lado, los directores de cine independiente están en éxtasis. “¡Por fin alguien verá mi película de seis horas sobre un caracol que reflexiona sobre el cambio climático!”, exclamó un cineasta indie, mientras ajustaba su boina y pedía un café de comercio justo. Pero los grandes estudios están al borde de un colapso nervioso. “¿Quién va a votar por Avengers: El regreso del regreso del regreso si tienen que ver un drama bielorruso sobre la cosecha de patatas?”, gritó un ejecutivo de Marvel, mientras lanzaba figuritas de Thanos por la ventana.
Los votantes, por su parte, están en modo pánico. Algunos han contratado “dobles de visionado”, personas que ven las películas por ellos y luego les hacen un resumen en PowerPoint. “La película era… ¿cómo decirlo? Larga. Y había un perro. O quizás era un lobo. ¿Gana?”, balbuceó un votante después de recibir un resumen de tres diapositivas sobre Anatomy of a Fall. Otros han optado por métodos más extremos: hay rumores de un mercado negro de “certificados de visionado”, falsificados por asistentes desesperados que cobran 500 dólares por decir que viste Drive My Car (y no, no estamos hablando del éxito de The Beatles).
La resistencia: “¡No veré tu corto animado ni aunque me pagues!”
Un grupo de votantes rebeldes ha formado un movimiento clandestino llamado “La Resistencia del Sofá”. Su lema: “¡No veré tu corto animado ni aunque me pagues!”. Liderados por un productor retirado que asegura haber inventado el cine (spoiler: no lo hizo), los rebeldes han jurado boicotear el proceso de votación. “Esto es un ataque a nuestra libertad”, gritó el líder, mientras veía The Masked Singer en su mansión de Beverly Hills. “¡Tengo derecho a votar por Top Gun: Maverick sin haberla visto, porque Tom Cruise me cae bien!”.
Pero la Academia no se queda atrás. Han contratado a un equipo de “Inspectores de Compromiso Cinematográfico” (ICC™), antiguos agentes de la CIA que ahora patrullan las casas de los votantes con detectores de sueño. “Si tus ojos se cierran por más de 30 segundos durante All Quiet on the Western Front, estás fuera”, advirtió un inspector, mientras confiscaba un cojín sospechosamente cómodo. Los votantes mayores de 60, que componen el 54% de la Academia, están particularmente indignados. “¡Esto es ageísmo!”, protestó una votante de 82 años, mientras intentaba recordar cómo encender su iPad para ver The Banshees of Inisherin.
¿Un futuro de Oscar impredecible?
Con esta nueva regla, los Oscar 2026 podrían ser los más impredecibles de la historia. ¿Qué pasa si los votantes realmente ven todas las películas y deciden que un corto animado sobre un panecillo con sentimientos merece el Oscar a Mejor Película? ¿O si un documental sobre la migración de las tortugas marinas se lleva Mejor Director porque “es más auténtico que Spielberg”? Las posibilidades son infinitas, y los expertos ya predicen un caos absoluto en la ceremonia. “Me espero un motín en vivo”, dijo un crítico de Variety, mientras compraba palomitas para verlo todo desde casa.
Y luego está el elefante en la sala: la inteligencia artificial. La Academia dice que la IA “no afecta las nominaciones”, pero ¿qué pasa si un votante usa ChatGPT para escribir sus respuestas al examen? “Claro que vi The Zone of Interest, es una obra maestra sobre… eh… ¿la vida en un parque de atracciones?”, escribió un votante, citando textualmente una respuesta generada por IA. La Academia ya está investigando cómo evitar que los bots se infiltren en el proceso. “Si un votante dice que Killers of the Flower Moon es una comedia romántica, sabremos que es un robot”, aseguró un portavoz.
El fin de una era… o el comienzo de una pesadilla.
Mientras Hollywood se prepara para un año de visionados obligatorios, una cosa está clara: los Oscar nunca volverán a ser los mismos. ¿Será esta la era dorada del cine, donde cada voto refleja un amor puro por el séptimo arte? ¿O será el comienzo de una distopía donde los votantes son encadenados a sus sillones, obligados a ver 40 películas al año mientras un dron de la Academia les sirve café frío? Solo el tiempo lo dirá. Por ahora, los votantes tienen una misión clara: ver, votar, o desaparecer. Y si no lo hacen, siempre pueden unirse a La Resistencia del Sofá… o mudarse a Netflix, donde nadie les preguntará si realmente vieron Roma o solo fingieron hacerlo para impresionar a sus amigos.