Los activistas insisten en que su expedición marítima no fue un fracaso, sino un ensayo general con aplausos incluidos
En un giro inesperado, la flotilla Sumud, que partió rumbo a Gaza con el objetivo de desafiar al Estado de Israel y denunciar el bloqueo, ha declarado que su regreso anticipado a puerto debido al mal tiempo “no fue una retirada, sino una brillante operación de prueba”. Según los portavoces del grupo, la expedición que acabó mareada, empapada y pidiendo biodramina en el puerto “solo estaba calentando motores para la auténtica aventura”.
“No nos hemos rendido, solo estábamos probando los chalecos”
“Queríamos comprobar si sabíamos remar bajo la lluvia, si los impermeables eran de calidad y si los tuppers aguantaban el salitre”, explicó uno de los coordinadores de la flotilla, mientras aún escurría agua de sus pantalones. A su lado, otro activista asentía convencido: “Esto ha sido como el pase de vestuario en el teatro: la verdadera función viene después”.
Los tripulantes, que en su comunicado oficial prefieren llamarlo “viaje beta” en lugar de fracaso, han asegurado que todo estaba calculado. “En ningún momento hubo improvisación. Volvimos a puerto porque queríamos, no porque el viento nos zarandeara como una coctelera de bar”, subrayaron.
Un viaje épico… hasta la primera ola grande
Testigos presenciales confirmaron que la épica duró unos 20 minutos, hasta que la primera ola entró a bordo y la consigna revolucionaria “¡Gaza libre!” fue sustituida por el más sincero “¡Una bolsa, por favor!”.
Varios activistas fueron vistos abrazados a cubos de fregar, repitiendo que lo importante no es ganar, sino participar. “Lo esencial era comprobar que la tripulación podía convivir sin WiFi durante dos horas. Y lo logramos, con cierto nerviosismo, pero lo logramos”, afirmó orgullosa una de las participantes.
La promesa: la próxima sí que sí
El comunicado de prensa de la flotilla asegura que la “auténtica misión” se llevará a cabo “cuando el clima acompañe, los mareos cedan y las apps de predicción del tiempo lo permitan”. Algunos incluso barajan la posibilidad de esperar a la temporada de verano de 2026, “porque tampoco hay prisa”.
“Esta era la precuela, el tráiler oficial. La película empieza más adelante”, dijo el capitán, quien insistió en que el barco sigue operativo y solo necesita un par de litros de Fairy para eliminar el olor a vómito.
Críticas y apoyos
Mientras tanto, en redes sociales, los seguidores del proyecto han aplaudido la valentía de los activistas, señalando que pocos se atreven a enfrentar un oleaje tan implacable. Otros, más críticos, los acusan de haber organizado “el primer crucero low cost de protesta, con escala obligatoria en la farmacia”.
Los defensores del proyecto replican que los grandes movimientos siempre comienzan con tropiezos: “Cristóbal Colón también se mareaba, y mirad dónde acabó”.
Epílogo: la esperanza no naufraga
A pesar de la retirada estratégica, la flotilla Sumud insiste en que su espíritu permanece intacto. “Si hace falta, volveremos al mar una y otra vez, aunque sea en pedalo. Gaza nos espera, pero preferimos llegar secos y con el estómago en su sitio”.
Por el momento, los activistas ultiman detalles para su segunda partida oficial, que contará con más biodramina, menos entusiasmo ingenuo y, según rumores, un convenio de colaboración con meteorología.
Porque, como ellos mismos proclaman, esta vez sí que va en serio.