En un giro inesperado de los acontecimientos, los empleados del ex-vicepresidente del Gobierno y líder de Podemos, Pablo Iglesias, han decidido tomar las riendas de su destino laboral y se han rebelado contra lo que describen como el régimen opresivo de su antiguo jefe.
Según fuentes cercanas al drama, los trabajadores han creado una organización secreta conocida como “Los Anti-Pablos”, cuyo principal objetivo es liberarse del yugo de las tareas que Iglesias les asignaba, como cuidar de sus famosos conejos, mantener la biblioteca marxista en perfecto orden, y soportar discursos de tres horas sobre la lucha de clases mientras preparaban el té.
“Ya no podemos más con el olor a pachuli y las reuniones de ‘autocrítica’ que terminaban en una sesión de yoga forzada”, confesó uno de los trabajadores, quien prefirió mantener el anonimato por miedo a represalias en forma de largas charlas sobre la revolución bolivariana.
La revelación se hizo pública cuando los trabajadores tomaron la decisión de colgar pancartas en la sede de Podemos con lemas como “¡Libertad para los oprimidos por el conejo!” y “¡Abajo la dictadura del proletario jefe!”. Se dice que incluso han comenzado a vender camisetas con la efigie de Iglesias en forma de caricatura, donde aparece con orejas de conejo y un megáfono.
Iglesias, por su parte, ha respondido a las acusaciones en su blog personal, negando vehementemente cualquier acusación de despotismo y asegurando que su método de liderazgo es simplemente “una forma más pura de democracia participativa”. Sin embargo, fuentes internas aseguran que el líder se pasó todo el día intentando convencer a sus conejos de que formaran un sindicato para apoyarlo.
El final de esta comedia política está aún por escribirse, pero una cosa es segura: en el mundo de la política española, nunca se sabe cuándo el próximo alzamiento será por una causa tan noble como la liberación de los trabajadores… de los conejos.