María Corina Machado gana el Nobel de la Paz 2025 y provoca un tsunami lacrimógeno en Lavapiés
Madrid, 10 de octubre de 2025. — En un plot twist que ni M. Night Shyamalan se atrevería a firmar, Pablo Iglesias, exlíder de Podemos y eterno aspirante a mártir de la causa, fue visto esta mañana en un bar de Lavapiés llorando desconsoladamente sobre una caña tibia… pero, esta vez, de pura alegría desbordante.
El detonante del drama: el Nobel para Machado
El Comité Noruego del Nobel, en un arranque de cordura inesperada, otorgó el Premio Nobel de la Paz 2025 a María Corina Machado, la opositora venezolana que ha mantenido viva la llama de la democracia mientras medio planeta debatía si el café con leche debía considerarse crimen de guerra.
Fuentes cercanas al exvicepresidente aseguran que Iglesias había apostado su colección de bufandas rojas y su última columna en Público a que Machado ganaría.
“¡Es una victoria épica! ¡El antiimperialismo triunfa por fin!”,
gritaba entre hipidos de euforia, mientras garabateaba un tuit de 280 caracteres exactos celebrando la “revolución pacífica que humilla al capitalismo salvaje”.
Según testigos, intentó lanzar un podcast en vivo desde la barra para analizar la “conspiración invertida”, pero el camarero le cortó el rollo con un contundente:
“¡Paga la cuenta primero, profeta llorón!”.
Las redes se dividen: entre pañuelos y sarcasmo
Mientras Iglesias exprimía lágrimas y metáforas, la izquierda tuitera se partió en dos.
Por un lado, los devotos lo alababan como “auténtica catarsis revolucionaria”. Por el otro, los irónicos recordaban que “el Nobel no es un like en X, pero al menos esta vez no es para un dictador disfrazado de pacifista”.
Un usuario anónimo resumió el sentir general:
“Pablo, enhorabuena, que el Nobel de Machado te ha convertido en el rey de los mítines… ¡llorosos!”.
El llanto universal de Iglesias
En un giro digno de telenovela chavista —pero con final feliz—, Iglesias explicó que su llanto no era solo por Machado, sino por “la humanidad entera que despierta del yugo del capital”.
Sin embargo, un cliente del bar, en modo off the record, ofreció otra versión más terrenal:
“Nah, está así desde que le cancelaron su programa en la tele… pero hoy al menos tiene excusa nobel.”
La respuesta de Machado (y el silencio de Oslo)
Desde Caracas, María Corina Machado agradeció el premio con elegancia y una ligera estocada:
“Gracias por el apoyo, pero el verdadero premio es la libertad. ¿Y tú, Pablo, ya secaste las lágrimas?”
Mientras tanto, en Oslo, el Comité Nobel ignora los 47 correos electrónicos de Iglesias solicitando “un Nobel honorífico por empatía remota”.
Nota del editor
Lleven pañuelos al próximo mitin de Podemos. No por tristeza, sino por si Pablo decide regalar abrazos húmedos de emoción.
Y enhorabuena a María Corina Machado, que al menos alguien en política sabe ganar sin llorar… tanto.