Madrid, 2 de octubre de 2025 (Diario ASDF) — Lo que a primera vista parecía una reacción espontánea, popular y profundamente emocional ante el “asalto a la flotilla solidaria” en el Mediterráneo, ha resultado tener una sorprendente planificación digna de una gira de Rosalía: Podemos llevaba meses organizando las protestas, reservando plazas de autobús, diseñando pancartas, coordinando hashtags y ensayando consignas con coreografía incluida.
Fuentes internas del partido, aparentemente indignadas por no haber sido invitadas al “after” posterior a las manifestaciones, han filtrado documentos y capturas de Telegram que demuestran que toda la movilización de este 2 de octubre no solo estaba calendarizada, sino que incluso había sido sometida a pruebas piloto en pueblos de Castilla-La Mancha “para medir el impacto emocional en redes”.
“Esto no ha sido espontáneo ni de lejos. Teníamos un calendario con fechas, turnos de gritar ‘¡Genocidas!’ y hasta un Excel con qué diputados debían llevar megáfono y cuáles debían limitarse a poner cara de indignación solemne”, asegura un militante con 17 años de experiencia en montar toldos morados.
📅 La cronología de un “espontáneo” perfectamente ensayado
Según la información obtenida por el Diario ASDF, la dirección de Podemos empezó a planificar las protestas el pasado abril de 2025, mucho antes de que la llamada “Flotilla de Ada, Greta y Lady Gaza” zarpara rumbo al Mediterráneo oriental.
En una reunión interna celebrada en la sede de la calle Princesa, se trazaron tres posibles escenarios:
- Escenario A: Israel intercepta la flotilla → “Reacción inmediata, acampadas, proclamas y llantos en prime time”.
- Escenario B: Israel ignora la flotilla → “Montamos igualmente una acampada para denunciar su indiferencia colonialista”.
- Escenario C: La flotilla se pierde en el mar → “Responsabilizar a la OTAN, a Ayuso y a un algoritmo de Google Maps”.
“Teníamos todas las bases cubiertas. La clave era que ocurriera lo que ocurriera, salíamos a la calle igual”, explica otro militante que participó en la redacción del plan estratégico, conocido internamente como “Operación Tupperware” por su capacidad para guardar consignas y sacarlas cuando convenga.
🧠 Manual de instrucciones para indignarse correctamente
Los documentos filtrados incluyen un manual titulado “Guía práctica de movilización indignada (Edición Flotilla)”, de 47 páginas, que detalla desde los cánticos que debían utilizarse —“del clásico ‘Israel asesino’ a la más creativa ‘Tel Aviv no mola, fuera de mi cola’”— hasta las mejores horas para publicar vídeos en TikTok para maximizar la viralidad emocional.
También se incluyeron recomendaciones estéticas:
- Código de vestimenta: camiseta negra con mensaje político, pañuelo palestino estratégicamente colocado y gafas de sol de indignado moderno.
- Postura corporal recomendada: mezcla de determinación y melancolía revolucionaria, con el puño en alto a 45º exactos (medido con apps de nivel de albañil).
- Frases para entrevistas rápidas:
- “Estamos aquí porque ya basta”.
- “Esto no va de política, va de humanidad” (especialmente recomendada para militantes con carnet de partido desde 2014).
- “No tenemos líderes, somos el pueblo organizado” (a recitar frente a cámaras, justo después de recibir instrucciones por pinganillo).
🚎 Autobuses de la indignación: plazas reservadas desde junio
Mientras muchos simpatizantes creían estar acudiendo a una protesta improvisada “nacida del corazón colectivo”, Podemos había reservado más de 40 autobuses desde diferentes puntos de España.
En los documentos internos aparece una tabla con columnas como “Salida Albacete — Plaza: 52 — Pancartas asignadas: 10 — Bocinas: 3 — Influencers TikTok: 2”.
Las rutas fueron planificadas con precisión militar: cada grupo debía llegar a Madrid en horarios escalonados para generar la sensación de “ola incesante de indignación popular” durante todo el día.
“La clave era que no pareciera una manifestación convocada por un partido, sino una ‘reacción social orgánica’. Por eso mezclamos militantes con activistas de ONG y dos turistas belgas despistados que pasaban por allí”, confiesa un organizador entre risas.
📱 Hashtags preparados con meses de antelación
La estrategia digital no se improvisó tampoco. Hashtags como #FlotillaLibre, #PodemosEnPie, #MarDeDignidad y el muy elaborado #NoNosCallaránAunqueSepanQueEnsayamos fueron registrados en abril.
Se crearon más de 200 cuentas coordinadas, con nombres aparentemente aleatorios (“Indignada_74”, “PuebloDespierto_2025”, “JuaniSolidaria”) encargadas de disparar los mensajes iniciales y marcar tendencia en cuestión de minutos.
Los militantes recibieron instrucciones para comentar entre sí, crear debates falsos, y responder a cualquier crítica con las tres respuestas estándar:
- “Eres un troll pagado por la ultraderecha”.
- “No entiendes el sufrimiento del pueblo palestino”.
- “Blablabla Ayuso”.
🏛️ Dirigentes de Podemos: “Fue todo muy natural, como un musical de Broadway”
Durante la tarde, Ione Belarra declaró ante los medios, visiblemente emocionada:
“Lo de hoy ha sido una reacción popular pura y cristalina. Miles de personas han salido a la calle espontáneamente… después de meses de reuniones, llamadas, ensayos y catering vegano para voluntarios, claro, pero espontáneamente al fin y al cabo”.
Por su parte, Irene Montero describió la jornada como “un hito histórico en la defensa de los derechos humanos”, mientras un asesor le soplaba discretamente la siguiente línea del discurso.
Pablo Echenique, a través de X (antes Twitter), publicó:
“Cuando el pueblo se organiza, tiemblan los poderosos. Y cuando el pueblo se organiza con Excel, PowerPoint y hashtags programados, tiemblan todavía más”.
📈 Objetivo real: marcar la agenda electoral
Expertos consultados por el Diario ASDF coinciden en que la protesta tenía menos de espontánea que la canción del verano y más de campaña electoral encubierta.
La analista política ficticia María del Búnker explica:
“Podemos lleva meses intentando recuperar protagonismo político y emocional. Las imágenes de multitudes gritando le sirven para ocupar titulares y redes, marcar la agenda mediática y, sobre todo, demostrar que todavía pueden movilizar base. Es como cuando un cantante que lleva tiempo sin sacar disco monta un tour sorpresa: la clave es que parezca que la gente lo pedía a gritos”.
La coincidencia temporal con el inicio no oficial de la campaña electoral europea no ha pasado desapercibida. Carteles con lemas como “Europa calla, Podemos habla” aparecieron estratégicamente entre las pancartas “espontáneas”, convenientemente diseñadas con la misma tipografía que la usada en los actos del partido.
🤝 Colaboraciones con colectivos afines: un casting digno de reality
Para dar mayor apariencia de diversidad social, Podemos contactó con más de 30 colectivos afines: asociaciones estudiantiles, grupos feministas, ONGs de dudosa existencia y hasta un club de senderismo vegano de Cuenca.
Cada uno recibió su “bloque temático” en la manifestación, como si fuera un desfile de Carnaval:
- Bloque Estudiantil: carteles en inglés mal traducido.
- Bloque Feminista: cánticos con rima consonante y pancartas diseñadas por ilustradoras indignadas.
- Bloque Internacional: dos Erasmus franceses con megáfono y un mapamundi invertido.
- Bloque Místico: cuatro personas con túnicas blancas que invocaron “el espíritu de Arafat” en medio de la Gran Vía.
🧯 Ensayos secretos en polígonos industriales
Fuentes internas relatan que, para evitar filtraciones, algunos grupos realizaron ensayos de coreografías de protesta en polígonos industriales de madrugada.
“Nos juntábamos a las 3 de la mañana, poníamos altavoces y ensayábamos gritos coordinados, el momento de sentarnos en el suelo y hasta el timing para llorar ante cámaras”, comenta un participante.
“Fue como preparar un flashmob, pero con más consignas antiimperialistas”.
Incluso se contrató a un coach de expresión corporal para enseñar a los portavoces a mantener una mirada intensa y dolida ante los micrófonos. “La indignación hay que proyectarla con el diafragma”, decía.
🧮 Conclusión: el paripé perfecto
Todo indica que lo ocurrido este 2 de octubre no fue una explosión espontánea de rabia ciudadana, sino un paripé perfectamente coreografiado con fines electoralistas.
Mientras las cámaras captaban rostros indignados, hashtags se convertían en tendencia y banderas ondeaban al viento, en la trastienda había calendarios, listas de tareas y recordatorios de Google Calendar que rezaban: “Manifestación — no olvidar megáfono y lágrimas ensayadas”.
“No se trata de manipular, se trata de optimizar la indignación”, habría dicho un alto cargo de Podemos en una reunión estratégica. “En política moderna, la emoción no se improvisa: se produce en serie”.