Porque el humor debe ser equitativo, como el sufrimiento.
Artículo redactado desde el Diario ASDF, en respuesta a la sabia sugerencia de un lector anónimo que comentó: “Ya está bien de meterse siempre con los mismos. Haced chistes de todos, ¡equilibrio o dictadura!”. Como medio comprometido con la justicia cómico-social, recogemos el guante.
Un país dividido… por los chistes
España, ese país donde se puede romper una familia por hablar de política en Nochebuena, y donde un chiste en La Resistencia tiene más repercusión que una proposición no de ley. Aquí, la política ha invadido todos los espacios de la vida… incluso el humor.
Y es precisamente en el humor donde se ha abierto una nueva batalla: los chistes no son equitativos. Algunos partidos políticos son blanco diario de las bromas, mientras otros apenas existen en el universo cómico. Hay formaciones que acumulan más minutos de sketch que sesiones parlamentarias.
Desde el Diario ASDF proponemos la solución que todos temen y que nadie se atreve a decir en voz alta: establecer una cuota obligatoria de chistes por partido político. Porque si los votantes tienen que aguantar a sus representantes durante cuatro años, al menos que el reparto de humillación sea equitativo.
Igualdad ante la broma, como ante la ley
Ya basta de que los chistes siempre vayan a parar a los mismos. Que si Ayuso y las cañas, que si Sánchez y su ego, que si Abascal y los potros salvajes. ¿Y de Gamarra qué? ¿Y de Alberto Garzón, que ya es como el unicornio de la izquierda: todos dicen que existe pero nadie lo ha visto en meses?
La democracia no solo se mide en votos. También se mide en carcajadas. Y si hay un principio innegociable es que nadie debe estar libre del ridículo. Todos los partidos, desde el más influyente hasta el que solo conoce su suegra, deben recibir su dosis correspondiente de mofa pública.
De hecho, mientras cómicos como Ane Lindane han protestado por tener que criticar a Podemos (“me duele más a mí que a ellos”, ha declarado entre lágrimas y contradicciones), desde los partidos políticos la propuesta ha tenido una sorprendente buena acogida.
Un portavoz de Por un mundo más justo —partido del que no sabe su nombre ni el su propio portavoz— ha celebrado la medida con entusiasmo: “Por fin alguien hablará de nosotros, aunque sea mal. ¡Estamos dentro del chiste nacional!”.
El Ministerio del Chiste Justo (MCJ)
Como toda propuesta seria en este país, esto requiere un organismo público que lo regule. Se acabó la anarquía del chiste. Desde el Diario ASDF sugerimos la creación urgente del Ministerio del Chiste Justo, una institución con presupuesto millonario y sede en algún edificio emblemático abandonado (el Palacio de Linares está libre y ya tiene sus propios fantasmas).
Su objetivo: auditar cada programa de humor, cada monólogo, cada meme y cada comentario de cuñado. El ministerio contará con inspectores del humor que anotarán cada broma, y un software que calculará si la cuota por partido se ha cumplido. ¿Que haces un chiste sobre Feijóo? Pues en la siguiente intervención te toca uno sobre Rufián, aunque tengas que rebuscar entre sus tuits de 2016.
En caso de incumplimiento, el humorista será obligado a emitir una rectificación cómica y escribir un hilo en X reconociendo su parcialidad, además de recibir un curso obligatorio de humor pluripartidista impartido por Arévalo.
La cuota emocional: proporcionalidad humorística
Ahora bien, para evitar agravios comparativos, proponemos un sistema mixto: una cuota proporcional al número de escaños. Es decir, el PSOE y el PP, por ser partidos grandes, deberán cargar con más chistes. Mientras que partidos como Coalición Canaria recibirán un par de chistes al año y con moderación.
Además, introducimos el concepto de “cuota emocional”. Si un partido ha tenido una semana especialmente trágica —por ejemplo, se ha filtrado que su líder tiene un canal de TikTok secreto donde sube vídeos bailando— se le concederá una moratoria de bromas durante 72 horas.
De este modo, aseguramos que nadie se sienta atacado injustamente y que las bromas no se acumulen en los mismos lomos siempre.
Hacia una nueva era de humor responsable
Esta medida no solo busca el equilibrio cómico, también tiene un objetivo educativo. El votante medio podrá, por fin, conocer que existe un partido llamado “¡Te queremos verdes!” o que aún quedan franquistas organizados en una formación legal con presencia testimonial y bigotes clandestinos.
El humor, ese recurso tan humano como la corrupción o el soborno institucionalizado, necesita regulación. Queremos que todos los votantes se sientan igualmente ofendidos. Porque ahí está la verdadera justicia: en que nadie quede fuera del escarnio.
Así que, desde Diario ASDF, animamos a los humoristas, guionistas y demás gremio de la risa a abrazar este nuevo marco regulador. A partir de ahora, reírse de la política será como ir al Congreso: una tarea mecánica, estructurada y fiscalizada por un organismo competente.
O, al menos, por uno con buen sentido del humor.
También le puede interesar
Para definirse como “parodia” sin que huela partidista lo normal és “parodiarlo” todo, no solo a un sector concreto de la política. Es tan evidente el sesgo que solo vuestros followers (todos de derechas) creen la mamarrachada que has adjuntado 😉.