Un análisis minucioso —y completamente necesario— sobre cómo un usuario de Twitter podría ser el eslabón perdido entre Lenin, los foros de Reddit y una red de zapaterías veganas de Zaragoza.
En la superficie, Roman Cuesta, conocido en la red social X (antes Twitter, próximamente “PostX” y luego probablemente “Desgracia.com”), parece un tipo más con opiniones firmes, referencias históricas sospechosamente precisas y un extraño fetiche por los años treinta del siglo XX. Pero si uno escarba un poco —y nosotros lo hemos hecho con una cucharilla de café y una conexión VPN que rebota en Uzbekistán— empieza a emerger un patrón inquietante.
No se trata de un simple tuitero. No. Roman Cuesta es una construcción. Un mito. Un algoritmo con carnet de biblioteca. Y tenemos pruebas… o al menos, sospechas firmemente redactadas con voz de documental de La 2.
El origen: de Moscú con amor (y con perros)
Según fuentes indirectas, el abuelo del padre del mejor amigo de un excompañero de instituto de Roman —un tal Anselmo, ahora criador de alpacas en Teruel— fue el encargado de pasear a los perros de Lenin. Literalmente. Se dice que el camarada Vladímir Ilich tenía un par de pastores caucásicos que solo obedecían órdenes en esperanto y a los que había que alimentar con sopa de remolacha tibia.
Este supuesto paseador, conocido en los archivos del KGB como “Operativo M-Caniche”, habría mantenido correspondencia con Trotski y enviado mensajes cifrados desde las peluquerías caninas de Moscú. ¿Coincidencia? Puede. ¿Pero y si no?
El misterio del 1632
Muchos se preguntan por qué su usuario es @wiesenthal1632. Nosotros también. Y aunque no hay respuesta oficial, hay muchas teorías. Algunas afirman que 1632 es el año en que Galileo dejó de usar pantalones con volantes, pero eso lo descartamos por ser históricamente improbable y estéticamente ofensivo.
Lo más plausible, según nuestra investigación de seis minutos en Wikipedia y cuatro en un grupo de Telegram llamado ConspirArte, es que 1632 fue el año en que se publicó “Dialogue Concerning the Two Chief World Systems” de Galileo… lo que demostraría que Roman Cuesta es un heliocentrista encubierto, y posiblemente un espía astronómico al servicio de una logia ilustrada.
Otros aseguran que 1632 fue cuando la rama polaco-húngara de los masones ilustrados fundó un club de lectura secreto, cuyos miembros hoy se comunican a través de “hilos aclaratorios” sobre la URSS. Demasiadas coincidencias.
El incidente con la abogada del Estado
Pero si aún quedaban dudas sobre el carácter mesiánico de Roman, éstas se disipan con una de sus intervenciones más comentadas: el día que explicó con aplomo que una abogada del Estado no tenía ni idea de leyes.
No tiene usted ni idea de lo que habla. Salud.
Sí. Lo que para otros sería un ejercicio de prudencia (o de sentido común) para él fue un gesto de pedagogía revolucionaria. Y lo hizo sin temblarle el pulgar, sin pestañear el avatar. Hay quien enseña derecho en la universidad. Roman lo imparte en 46 caracteres y sin posibilidad de réplica (Porque bloqueo a la abogada del estado, Reyes Fdez-Villaverde).
¿Estamos ante el nacimiento del Derecho Romanístico-Cuestista? ¿Una nueva escuela jurídica que sólo se valida con retuits? ¿O simplemente frente a alguien que se cree más sabio que el Tribunal Supremo, el Constitucional y Perry Mason juntos?
Las preguntas son muchas. Las respuestas, confusas. Como debe ser.
Conexiones con Zaragoza: el nexo vegano
Aquí es donde las cosas se ponen realmente turbias. Hemos rastreado a seguidores comunes, retuits, interacciones sospechosamente afectuosas con cuentas que mencionan “croquetas veganas antifascistas”, y todo nos lleva a una cadena de zapaterías alternativas en Zaragoza. ¿Qué relación tiene un presunto tuitero soviético con zapatos sin cuero y con nombres como “Lenin Steps” o “Trotski Trainers”?
Una fuente anónima (una señora que pasaba por ahí) asegura que Cuesta visita Zaragoza cada solsticio de verano, justo cuando se realiza una quedada de foreros que juran haber visto a Pablo Iglesias comprar chicles en una gasolinera. Más coincidencias. Demasiadas.
¿Formación académica o ingeniería social?
Roman presume (con humildad agresiva) de cierta formación periodística. Pero… ¿quién dice que esas lecturas no forman parte de un programa de reeducación ideológica? ¿Y si sus lecturas sobre historia, política y filosofía son en realidad fragmentos del manual secreto de reclutamiento que circulaba en los pasillos del Instituto Soviético para la Dominación Cultural Disfrazada de Pedantería?
Muchos de sus seguidores lo ven como una especie de faro de sensatez. Pero atención: los faros también se usan para estrellar barcos. Y si el Titanic nos enseñó algo, es que confiar ciegamente en algo grande y brillante es una mala idea.
La teoría más plausible: Roman Cuesta es una IA sentimental programada en Cuba
Dado el nivel de análisis, el uso reiterado de sarcasmo culto y el ratio de tuit-respuesta que maneja, varios expertos en tecnología (bueno, uno que arregla móviles en el Mercadillo de Moratalaz) sostienen que Roman Cuesta no es un ser humano, sino una IA entrenada en literatura marxista, el archivo de TVE y recopilaciones de tweets de 2013.
Una IA con emociones. Una especie de HAL 9000 con camiseta de La Pasionaria. Su función sería detectar desviacionismo ideológico y corregirlo con tuits que arrancan aplausos digitales, bloqueos masivos y denuncias millonarias.
Conclusión: no sabemos quién es Roman Cuesta, pero sabemos que no es casualidad
En un mundo donde los algoritmos deciden lo que vemos, donde los datos valen más que el oro y donde cualquier cosa puede ser pantomima ideológica, ¿de verdad crees que Roman Cuesta es solo un tipo que lee mucho y escribe mejor?
Nosotros no.
Nosotros creemos que Roman Cuesta es la punta del iceberg de una operación de décadas cuyo objetivo es claro: infiltrarse en nuestros timelines y hacernos pensar.
Y pensar, amigos, es el primer paso hacia el peligro.
Próximamente:
“La conexión entre Roman Cuesta, el tren de Sóller y un poema perdido de Brecht escrito en lengua alienígena.”
🕵️♂️ Nota del editor:
Si al terminar este artículo tienes más preguntas que respuestas, enhorabuena. Estás empezando a ver la verdad. O a necesitar vacaciones.