En una revelación que ha puesto patas arriba el mundo de las citas, parece que las mujeres con pasta se han hartado de la monotonía del amor tradicional y han decidido invertir en algo más… digamos, rentable. Sí, amigos y amigas, en España, donde el sol siempre brilla y la crisis económica nunca se termina, las ‘Sugar Mamas’ están cambiando las reglas del juego amoroso.

Según las últimas noticias, estas damas de éxito han decidido que ya está bien de buscar el príncipe azul con su cuenta corriente en números rojos. Ahora, ellas son las que llevan los pantalones… y el talonario. La plataforma SugarDaddy (sí, el nombre es un poco confuso, pero vamos con ello) ha revelado que en España hay miles de usuarias dispuestas a pagar la nómina de sus ‘sugar boys’. Es decir, el mercado del amor se ha convertido en un mercado laboral donde las mujeres son las jefas.

La fatiga de deslizar fotos en aplicaciones de citas, la presión económica y el deseo de una vida más glamurosa han llevado a estas mujeres a buscar “empleados afectivos”. Pero no se trata de prostitución, no, no, eso sería demasiado… convencional. Aquí, la relación se basa en una “conexión mutua” donde el éxito económico y la experiencia de vida de la ‘Sugar Mama’ se encuentran con la juventud y la energía del ‘Sugar Boy’. Es como un intercambio cultural, pero en vez de idiomas, intercambias caricias y transferencias bancarias.

Kara Miller, una ‘Sugar Mama’ que ha dejado atrás su vida de esposa convencional, nos cuenta que el momento más satisfactorio de su día es cuando entrega la asignación semanal a su ’empleado’. “Es como cuando te llega el sueldo, pero con más emoción”, asegura con una sonrisa de satisfacción. Y no es para menos, después de todo, estar cansado de ser una novia o esposa tradicional puede ser agotador.

Pero no todo es color de rosa y billetes de cien. Kara también advierte que no todo el mundo está hecho para este trabajo. Su primer ‘Sugar Boy’ no cumplió con las expectativas: “Era como tener un becario que no sabe ni hacer café”, comenta con un suspiro. Ahora, con Daniel, tiene un contrato que garantiza lealtad e honestidad, algo así como un acuerdo prenupcial, pero sin la molestia del matrimonio.

Así que, si estás cansado de la mediocridad del amor moderno, quizás sea hora de buscar trabajo… o un patrocinador. Porque en este nuevo mundo de las citas, el amor no solo es ciego, sino que también tiene un precio. Y parece que en España, la población está tan cansada que está dispuesta a pagar por un poco de ilusión… y algo de estabilidad económica.

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~ Atribuida a un anónimo lector del Diario ASDF, siglo XIV.

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