Madrid, 25 de febrero de 2025 – En un giro inesperado que ha dejado a sindicalistas y crustáceos por igual en estado de shock, un grupo autodenominado “Los Piratas del Marisco” ha lanzado una amenaza sin precedentes contra Comisiones Obreras (CCOO). Los hackers, que aseguran haber irrumpido en los servidores del sindicato, exigen un rescate de “tres toneladas de gambas frescas” a cambio de no publicar información sensible, que incluye desde la lista de afiliados hasta el menú secreto de la última cena navideña del comité.
“Si no vemos las gambas peladas y en nuestras manos antes del viernes, el mundo sabrá cuántos delegados pidieron doble ración de turrón en 2023”, advirtió el líder del grupo, identificado solo como “Capitán Gamba” en un comunicado enviado por correo electrónico –curiosamente con una firma digital que olía a salmuera–. Fuentes cercanas a la investigación sospechan que el ataque podría estar motivado por un ajuste de cuentas tras una negociación fallida sobre el precio del marisco en las cantinas sindicales.
Por su parte, CCOO ha respondido con cautela. “Estamos evaluando la situación, pero no negociaremos con quien usa langostinos como arma arrojadiza”, declaró un portavoz, mientras se rumoreaba que el sindicato ya ha contactado con pescaderías locales para explorar “opciones de emergencia”. Algunos afiliados, sin embargo, se han mostrado más pragmáticos: “Si hay que pagar en gambas, que sean de Huelva, que esas valen más”, comentó un veterano de la organización.
Expertos en ciberseguridad han calificado el incidente como “el ransomware más sabroso de la historia”, aunque advierten que el precedente podría disparar una ola de extorsiones gastronómicas. Mientras tanto, en redes sociales, el hashtag #GambasPorCCOO ya es tendencia, con usuarios debatiendo si el rescate debería incluir alioli de cortesía. La Policía Nacional, por su parte, ha prometido investigar, aunque un agente confesó off the record: “Esto nos pilla con las manos en la masa… o en el marisco, mejor dicho”.
El reloj sigue corriendo, y el olor a gambas impregna el aire de esta insólita batalla digital. ¿Cederá CCOO o veremos cómo los datos sindicales acaban cocidos en la red? Permanezcan atentos.
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