Pinguino Ladron

Desierto de Atacama, 31 de Mayo del 2025 – La historia más insólita del año ha llegado desde las heladas tierras del Ártico hasta las profundidades de la mina de Mieres, donde un pequeño pingüino llamado Bob ha dejado boquiabiertos a todos con su audaz aventura.

La sorprendente travesía comenzó cuando este intrépido animal logró viajar en un carguero chino haciéndose pasar por un trabajador de mantenimiento, y terminó robando enseres de cobre y carteras, además de dejar a deber una cuenta en un restaurante local que supera los 50 euros, de los cuales 34 eran solo cervezas. ¿Un pingüino ladrón? ¡Eso no puede ser cierto! —exclamó Juan, un minero que presenció la escena con incredulidad.

“Pensé que era una broma o una alucinación. Pero allí estaba, con esas patitas pequeñas y esa mirada astuta, metiéndose en la mina como si fuera el dueño del lugar.”

“Nunca pensé ver algo así en mi vida”, añadió Laura, otra minera. “Un pingüino robando carteras… ¡y bebiendo cerveza! Esto ya parece una película de Hollywood.”

El animal logró colarse en la mina y sustraer varias carteras de vecinos, mineros y viandantes, además de algunos objetos metálicos. Pero lo que realmente sorprendió fue su paso por un restaurante cercano, donde dejó una cuenta pendiente superior a 50 euros —34 solo en cervezas— y se retiró con la tranquilidad de quien ha hecho su trabajo.

“Era como ver a un bandido emplumado”, comentó Marta, la camarera del local. “Y cuando le pregunté qué quería, solo me miró con esa cara culpable y se fue trotando… ¡como si nada!”

Pero la historia dio un giro místico gracias al párroco de Langreo, don Manuel García. Mientras paseaba por la zona tras escuchar rumores sobre un extraño animal que merodeaba por allí, encontró a Bob profundamente dormido sobre unas sillas del bar —profundamente borracho tras su noche de fiesta etílica.

“En ese momento comprendí que todo en esta vida tiene su propósito divino”, afirmó don Manuel con voz serena y llena de sabiduría. “Este pequeño ser buscaba quizás redención o simplemente vivir su propia aventura terrenal. La gracia está en aceptar lo que nos trae el destino.”

El párroco llamó a la Guardia Civil y, al registrar al animal (sí, ¡al pingüino!), descubrieron que llevaba consigo 22 carteras ajenas —pertenecientes a vecinos, mineros y viandantes— además de dos cartones de tabaco sin filtro.

“Nunca pensé tener que detener a un pingüino ladrón,” declaró el sagrado hombre. “Pero aquí estamos para cumplir con nuestro deber divino.”

Finalmente, Bob fue puesto bajo custodia y trasladado a dependencias municipales mientras se decide su destino final. La comunidad aún se pregunta cómo un animal tan pequeño pudo planear semejante operación; algunos sugieren que quizás tenga algún guía espiritual o simplemente mucha suerte.

¿Volverá Bob a su hogar en el hielo? ¿O seguirá recorriendo Asturias dejando huellas (y carteras) allá donde vaya? Solo el tiempo dirá si este pequeño bandido emplumado encuentra paz o continúa siendo protagonista de historias tan increíbles como esta.

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