En un giro de eventos sin precedentes en Zaragoza, España, un grupo de ciudadanos preocupados, muy preocupados y mucho preocupados, vestidos con disfraces naranjas que recuerdan a gambas gigantes, tomaron las calles en defensa de sus camaradas acuáticos. La manifestación, titulada humorísticamente “La Gran Protesta de Degustación de Gambas”, fue una respuesta directa a lo que los manifestantes afirman es la inminente extinción de las gambas debido al insaciable apetito de UGT y CCOO, los principales sindicatos laborales de España.
🔴 Cuatro tíos disfrazados de gambas: “nos estamos manifestando por los derechos de las gambas, en contra del genocidio que el ser humano, y en especial los sindicalistas, están perpetrando contra nuestra especie” Las pancartas que llevan no tienen desperdicio: QUE ARTE 👏🏻👏🏻👏🏻
Según el líder de la manifestación, que prefirió ser conocido como “Comandante Gamba”, los festivales anuales de consumo de gambas de los sindicatos han ido demasiado lejos. “No estamos luchando solo por los derechos de las gambas”, declaró el Comandante Gamba a través de un megáfono con forma de cola de gamba, “estamos luchando por la mismísima tela de nuestra sociedad marina. Estos sindicatos han convertido a nuestros amados crustáceos en simples aperitivos en sus banquetes lujosos.”
El cartel “O MENO DEGUSTACION” fue un recordatorio contundente de que la degustación de gambas debe cesar para preservar a estas criaturas marinas. Los manifestantes también distribuyeron folletos que explicaban, con un tono sarcástico, cómo cada gamba consumida por los sindicatos es un golpe directo a la biodiversidad marina.
En una declaración oficial, UGT y CCOO respondieron con sorpresa, argumentando que desconocían su impacto en la población de gambas y prometieron revisar sus menús de eventos futuros para incluir opciones más sostenibles, como las gambas de soja. Este compromiso fue recibido con aplausos irónicos y risas por parte de los manifestantes, quienes prometieron seguir vigilantes.
La protesta concluyó con una performance donde los manifestantes fingieron ser gambas nadando hacia la libertad, dejando atrás una estela de cáscaras de gambas recicladas, simbolizando la esperanza de una coexistencia más armoniosa entre humanos y gambas. Este evento ha puesto en el mapa el activismo satírico por los derechos de los crustáceos, y aunque sea en broma, ha abierto un debate sobre la sostenibilidad y el consumo responsable en los sindicatos y más allá.