Operacion red birds

Asturias vuelve a ser noticia, y no por la sidra ni por la fabada, sino porque un funcionario de prisiones ha sido detenido tras dedicarse a una actividad poco habitual: convertir las bases de datos oficiales en un mercadillo de chismes personales. Según ha trascendido, el trabajador habría estado filtrando domicilios y datos sensibles de víctimas a través de un canal perteneciente a la organización ‘Red Birds’, un grupo que, por el nombre, muchos confundieron en un principio con una peña de ornitología local.

Lo que parecía un inocente grupo de amantes de los gorriones resultó ser una cooperativa de ultraizquierda digital, en la que no se compartían fotos de jilgueros ni consejos para limpiar alpistes, sino información confidencial de ciudadanos corrientes, tratada con la misma seriedad con la que un adolescente comparte memes en WhatsApp.


La “innovación” del Ministerio del Interior: el primer funcionario freelance

El funcionario, identificado como V.E.R., llevaba tiempo demostrando una inusual iniciativa laboral. Mientras otros compañeros se limitaban a sellar papeles o contar barrotes, él decidió emprender dentro del funcionariado. Su especialidad: filtrar datos a demanda, un servicio que, según los investigadores, se anunciaba con frases como “¡Pídame lo que quiera y se lo consigo más rápido que el padrón municipal!”.

No tardaron en surgir las críticas: ¿cómo es posible que en pleno siglo XXI alguien utilice la maquinaria del Estado para filtrar direcciones como quien reparte flyers de un concierto? Desde el Ministerio, un portavoz explicó:
—“Se trata de un caso aislado. El resto de funcionarios de prisiones se limitan a lo habitual: trabajar poco, mirar el reloj mucho y hacerse expertos en café de máquina.”


Red Birds: de pajaritos nada, mejor dicho, pajarones

La organización Red Birds, lejos de ser un grupo de observadores de aves, habría funcionado como un mercadillo clandestino de datos personales. La dinámica era sencilla: un usuario pedía, por ejemplo, “la dirección de un vecino que pone reguetón a las 3 de la mañana” y, en cuestión de minutos, el canal lo entregaba. Todo ello sin pasar por la molesta burocracia que suele acompañar a las solicitudes oficiales de información.

Los investigadores sospechan que el canal llegó a manejar más suscriptores que la propia página de Renfe. Eso sí, con más puntualidad en las entregas.

Uno de los puntos más surrealistas de la trama es que algunos de los miembros eran tan torpes que usaban las direcciones filtradas para mandar cartas de protesta escritas a mano, devolviendo la práctica del escrache a su versión analógica, con boli Bic y papel cuadriculado.


El sicario mediático: de las tertulias a los datos sensibles

La trama se conecta con Román Cuesta, apodado en algunos círculos como “el sicario mediático de Pablo Iglesias”. Según los investigadores, Cuesta habría participado de forma tangencial, aunque su función dentro de la organización no está clara. Algunos aseguran que estaba encargado de redactar los mensajes con un tono épico, otros que simplemente hacía de community manager, lo cual, en cualquier caso, siempre da más miedo cuando se trata de ultraizquierda organizada.

Los rumores apuntan a que el manual de estilo de Red Birds incluía frases como:
—“Si se filtran datos, que sea con un eslogan revolucionario”
y
—“Nunca olvidemos que un buen retuit es más dañino que un cóctel molotov”.


La operación de la Guardia Civil: de Netflix a Cuéntame

La detención del funcionario no fue fácil. Los agentes de la Guardia Civil, que últimamente se sienten más protagonistas de thrillers que de patrullas de carretera, planificaron la operación como si se tratara de la última temporada de La Casa de Papel. Encubiertos, vigilancias, claves secretas… Todo para pillar a un señor que probablemente se creía James Bond cuando en realidad era más bien el Mortadelo de las filtraciones.

Un agente confesó off the record:
—“Cuando entramos en su casa esperábamos encontrar servidores, discos duros encriptados y un equipo digno de la NASA. Lo que había eran post-it pegados en la nevera con contraseñas como ‘1234’ y ‘password’.”


El drama político: oportunidad para todos

La noticia no tardó en generar reacciones en el circo político nacional. Desde la derecha, algunos dirigentes clamaron:
—“Esto demuestra que el Estado está secuestrado por la ultraizquierda y los pajaritos rojos”.

Mientras tanto, desde el ala más progresista se relativizó el asunto:
—“No seamos alarmistas. Filtrar domicilios es una forma alternativa de hacer política de proximidad.”

Incluso hubo quien propuso aprovechar el sistema de filtraciones para agilizar trámites burocráticos:
—“Si Red Birds funciona mejor que el Registro Civil, que lo absorba el Ministerio. Así, al menos, sabremos dónde vive el cartero que nunca aparece.”


Y ahora, ¿qué?

El futuro del funcionario detenido es incierto. Algunos ya lo ven como estrella invitada en First Dates: Especial filtradores, otros como tertuliano fijo en programas de madrugada. Lo que está claro es que su talento para traficar con datos personales ha abierto un nuevo nicho en el mercado laboral: el “influencer de bases de datos”.

Mientras tanto, la Guardia Civil sigue investigando. Se rumorea que la operación es solo la punta del iceberg y que existen otros canales similares, con nombres igual de engañosos, como “Blue Dolphins” (que no es una asociación de delfinarios) o “Green Frogs” (que no tiene nada que ver con salvar ranas en charcas).


Conclusión

La historia del funcionario asturiano pasará a los anales como una de esas noticias que parecen un chiste pero son reales. Un hombre que, aburrido entre barrotes y expedientes, decidió convertirse en el Amazon Prime de los datos personales, todo ello bajo el paraguas de un grupo que suena a coro escolar, pero que en realidad hacía política a golpe de filtración.

En España ya se comenta que el próximo paso será crear un mercado legal de datos, con factura y IVA, porque si algo hemos aprendido de esta historia es que, tarde o temprano, todo se puede convertir en negocio… incluso tu dirección y tu número de teléfono.

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