Esta mañana, una servidora estaba tomándose su desayuno, fichando al ligue del finde en Torremolinos y buscando fiestas en las que foll… Tomarnos una copa y bailar cuándo mi estupefacción me hizo espurrear el café. Una fiesta cuyo reglamento era la foto de esta editorial.
En una fiesta que no podría ser vista como un paso adelante en la evolución humana… más bien hacia atrás, el promotor de la fiesta “No Entran Maricones” ha decidido que su visión de un mundo sin diversidad necesita más… um, “limpieza”. “Hay que tener sitios limpios”, proclamó el empresario marroquí, con la seriedad de alguien que acaba de descubrir el fuego, pero para quemarnos a las personas LGTB mientras las cabras huyen de él.
“Vamos a hacer una limpieza cultural”, dijo, con el entusiasmo de alguien que acaba de encontrar un nuevo uso para la lejía, pero no para sus establos, pues tiene a las cabras en huelga sexual. “Porque, seamos honestos, la diversidad es como el polvo: si no la limpias, pronto estás viviendo en un museo de la tolerancia”. La fiesta, que ya es el equivalente humano de un club de caza, ahora planea implementar un sistema de “descontaminación social” en la entrada, con un manual de instrucciones que incluye cómo detectar a alguien “decente” basado en si ven los genitales femeninos y de cabra igual de apetecibles.
La música de la noche estará estrictamente limitada a lo que el promotor define como “música de hombres de verdad”, lo que básicamente excluye cualquier cosa que sea occidental, hable de libertad o no haya cabras. “Nada de esa música de mariquitas”, aclaró, mientras probablemente se veía en el espejo practicando cómo fruncir el ceño.
Para asegurar la “pureza” del evento, las invitaciones vendrán con un código QR que, al escanearlo, te somete a un cuestionario de “Hombría 101”. Preguntas como “¿Cuánto tiempo puedes correr para darle una paliza a un maricón?” o “¿Cuántas veces has usado la vara de corregir con tu mujer?” determinarán tu nivel de acceso a la fiesta.
Mientras tanto, la comunidad local está dividida entre quienes se están preparando para protestar y aquellos que, en una muestra de ironía, están considerando asistir solo para ver hasta qué punto puede llegar el ridículo (o si harán un show erótico de cabras). La verdadera pregunta es, ¿cuándo despertaremos de este sueño satírico y recordaremos que la diversidad es la esencia misma de Torremolinos? Estas situaciones sólo terminan por sacar la vena ultra de esta periodista que ante la foto inicial solamente puede responder con esta otra:
