En internet cada semana surge un nuevo meme, pero pocos logran alcanzar la categoría de fenómeno social. Esta vez, la frase que ha conquistado los corazones de los usuarios es tan simple como surrealista: “Montse, llama a la Guardia Civil”.
Lo que empezó como una anécdota perdida en la marea de vídeos virales, hoy se ha convertido en la muletilla favorita de tuiteros, tiktokers y hasta señores de WhatsApp. Nadie sabe muy bien por qué es graciosa, pero como suele pasar en España, no hace falta motivo: si algo se repite lo suficiente, acaba siendo oro cómico.
El supuesto origen: una pelea en la verbena de San Bartolo
La teoría más extendida sitúa el nacimiento de la frase en la verbena de San Bartolo, en un pueblo de Cuenca. Allí, durante una tómbola en la que el premio estrella era una freidora de aire, dos vecinos discutieron acaloradamente porque uno afirmaba que la papeleta ganadora estaba trucada.
En medio de los gritos y de las amenazas con rosquillas de anís, una señora de mediana edad, armada con un abanico de lunares, decidió tomar cartas en el asunto. Según cuentan los testigos, se levantó de la silla, miró a su amiga Montse, y con una solemnidad digna de un thriller de Netflix, soltó la frase que lo cambiaría todo: “Montse, llama a la Guardia Civil”.
El momento quedó grabado en un vídeo casero que acabó circulando en grupos de WhatsApp y finalmente saltó a TikTok. En menos de una semana, ya había más de 200.000 parodias: desde chicos pidiendo ayuda porque la tortilla les había salido con cebolla, hasta influencers dramatizando rupturas amorosas con la frase como clímax.
El poder del meme: de las redes al bar de la esquina
Hoy en día, “Montse, llama a la Guardia Civil” se usa para todo. Si alguien se cae al intentar bailar bachata, la frase aparece. Si sube la factura de la luz, alguien la comenta. Si el VAR anula un gol dudoso, medio Twitter la repite en mayúsculas.
Incluso en los bares se está convirtiendo en un clásico. Algunos camareros confiesan que la utilizan para reclamar ayuda cuando un cliente pide un carajillo con leche de avena. Y en las universidades, ciertos profesores aseguran que la usan para poner orden en clase cuando los alumnos discuten si aprobará la Selectividad alguien que no sabe hacer una regla de tres.
Los políticos no se quedan atrás
Como era de esperar, los políticos españoles también se han sumado al carro. En el Congreso, se rumorea que un diputado de Vox la pronunció en voz baja cuando vio a Gabriel Rufián sacar una pancarta improvisada. Mientras tanto, en el PSOE, un asesor propuso usarla como nuevo eslogan electoral en sustitución de “Avanzamos”.
Incluso algún ministro habría preguntado si podían registrarla como marca oficial para lanzar una línea de camisetas, tazas y, por supuesto, abanicos con frases estampadas.
El merchandising: Montse ya es marca registrada
Como ocurre con cualquier meme potente, el mercado no ha tardado en reaccionar. En Amazon se venden ya cojines con la frase, tazas con dibujos de tricornios y hasta velas aromáticas “sabor cuartel”.
Pero lo más surrealista es que, según fuentes no confirmadas, varias peñas de fiestas populares han adoptado “Montse” como patrona oficiosa, sustituyendo a vírgenes locales en las pancartas. Al parecer, este año en una romería de Jaén se coreó la frase mientras la charanga tocaba Paquito el Chocolatero.
¿Quién es Montse?
La gran incógnita sigue siendo la identidad de Montse. Algunos creen que era simplemente una señora de Cuenca que nunca imaginó volverse viral. Otros sostienen que Montse no existe, que todo es un invento de un community manager aburrido que un día decidió probar suerte.
Lo único seguro es que Montse ya forma parte del folclore digital español, a la altura de otros clásicos como “relaxing cup of café con leche” o “el Fary es Dios”.
Conclusión: España necesitaba esto
En un país acostumbrado a las broncas políticas, los dramas futbolísticos y los debates eternos sobre la tortilla, una frase absurda y sin contexto ha conseguido unirnos a todos. Porque al final, más allá de bandos, ideologías o equipos, hay algo que está claro:
si la situación se complica, siempre habrá alguien que grite con voz de mando:
“Montse, llama a la Guardia Civil”.