DIARIO ASDF — Edición internacional involuntaria
En un movimiento que ha sorprendido incluso a quienes ya no se sorprenden de nada relacionado con él, Pablo Iglesias, exvicepresidente, podcaster profesional y coleccionista ocasional de camisetas de grupos soviéticos de música electrónica, ha viajado esta semana a Pekín (China) con un objetivo que algunos describen como “intrépido”, otros como “esperable” y la mayoría como “¿pero este hombre qué hace ahora?”. Según su entorno más cercano —que en los últimos tiempos se limita mayoritariamente a la peluquería y a un par de exasesores que siguen contestándole los mensajes— Iglesias busca asesoramiento institucional y comercial para lanzar en España el primer “Hiper Bazar Antifascista”, un concepto que quiere convertir en “la alternativa ideológica al comercio de barrio”.
El proyecto, explicado por fuentes próximas al líder morado que pidieron mantenerse en el anonimato “para no acabar en un podcast de dos horas”, se presenta como un gigantesco espacio mixto en el que convivirán libros marxistas, tote bags combativos, artesanía popular de resistencia y “al menos un rincón audiovisual donde se reproduzcan en bucle documentales de izquierdas subtitulados en mandarín”, todo ello, según Iglesias, “para frenar el auge de la extrema derecha a través de lo verdaderamente eficaz: el merchandising”.
Un viaje “político y comercial”, con escala en duty free
El propio Iglesias, captado por varios pasajeros en el aeropuerto de Barajas mientras consultaba en su móvil un video de Jorge Verstrynge explicando cómo se pronuncia maoísmo correctamente, habría declarado que el viaje es “político, cultural y comercial”. Testigos aseguran que también se detuvo veinte minutos en el duty free para comparar precios de champús de coco, lo que algunos interpretan como una señal de que se avecina una etapa estética más tropical en su futuro mediático.
Según la hoja de ruta difundida de manera oficiosa (es decir, reenviada por error por un asistente a un grupo de Telegram equivocado), Iglesias mantendrá encuentros con:
- Representantes del Ministerio de Comercio chino
- Responsables del sector de mercados tradicionales urbanos
- Expertos en propaganda cultural de gran formato
- Y, si queda tiempo, algún fabricante especializado en productos que “parecen artesanales pero no lo son del todo”
La finalidad del viaje es comprender cómo China ha logrado popularizar los bazares gigantes donde se puede comprar desde una batería para scooter eléctrico hasta un dragón mecánico que baila cuando detecta racismo.
El modelo chino como inspiración: “Hace falta disciplina revolucionaria en el retail”
En declaraciones filtradas por lo que parece ser alguien que se dejó el micrófono abierto, Iglesias habría comentado que España “necesita recuperar el espíritu de la hegemonía cultural”, pero “versionado para el siglo XXI y con buena iluminación LED”.
Según él, los bazares chinos representan “un ejemplo de eficiencia revolucionaria aplicada al comercio”, pues logran ofrecer “todo lo imaginable a precios imposibles y, además, con un pasillo entero dedicado a objetos que nadie sabe para qué sirven pero que podrían ser útiles en una insurrección hipotética”.
Su idea del Hiper Bazar Antifascista toma ese espíritu y lo mezcla con lo que él mismo denominó “estética editorial de resistencia”: enormes librerías en las que se pueda encontrar desde la obra completa de Marx en tapa dura reforzada hasta manuales breves como Cómo detectar un fascista en solo cinco pasos, pasando por ediciones críticas del Manifiesto Comunista “con prólogo de influencers comunistas de TikTok”.
La zona de tote bags: el corazón comercial del proyecto
Fuentes cercanas al exlíder de Podemos aseguran que una de las secciones que mayor ilusión ha despertado en Iglesias es la de tote bags combativas, un elemento que considera “fundamental para la lucha cultural”, ya que permite “mostrar el mensaje político mientras se compra pan ecológico”.
Estas tote bags incluirán mensajes como:
- “Menos odio, más helado de soja”
- “Mi cartera también es anticapitalista (pero paga impuestos)”
- “Lee, fascista, lee”
- “El neoliberalismo me hizo comprar esto”
Esta sección incluirá además un pequeño taller donde se podrá personalizar la tote bag con sellos de puño cerrado, llamas metafóricas o la silueta de Iglesias señalando, muy intensamente, un gráfico circular.
Libros, lecturas colectivas y seminarios para indignarse en comunidad
La zona editorial será “amplia, diáfana y un poco solemne”, según el borrador filtrado del proyecto. Incluirá no solo libros marxistas, socialistas, anarquistas y posmarxistas, sino también una sección especial dedicada a “autores de centroizquierda que, aun no siendo estrictamente revolucionarios, venden muy bien si se colocan cerca de los libros prohibidos”.
Pero lo más llamativo será la oferta de actividades complementarias:
- Lecturas colectivas indignadas, donde se leerán fragmentos de textos clásicos mientras varios voluntarios agitan simbólicamente el ambiente con pancartas de tela reciclada.
- Seminarios exprés de economía política, prometidos como “más fáciles que una clase universitaria y con más memes por minuto”.
- El “Círculo de Estudio Permanente sobre el Fascismo”, que, según el documento, siempre estará abierto “aunque sea agosto y no haya nadie”.
También habrá un rincón llamado “Ni un paso atrás (pero sí a la izquierda)”, que funcionará como espacio para charlas espontáneas, microdebates o momentos de tensión controlada entre usuarios que, en principio, están de acuerdo en todo.
Sección de artesanía popular: cucharas, manteles y resistencia simbólica
El Hiper Bazar Antifascista incluirá una zona destinada a la artesanía popular, recuperando piezas tradicionales reinterpretadas desde una perspectiva militante. Entre los artículos previstos se encuentran:
- Cucharones de madera grabados con la frase: “Con esta sopa no podrás tragar fascismo”
- Manteles bordados con símbolos “aprox. revolucionarios”
- Tazas con estampados que combinan flores con consignas del siglo pasado
- Atrapasueños “antineoliberales” elaborados con materiales sostenibles
La idea, según fuentes consultadas, es “reivindicar lo tradicional, pero sin caer en folklore reaccionario”, lo cual, admiten los propios promotores, “es difícil, pero no imposible si se usa cordón ecológico y colores cálidos”.
Un espacio de realidad aumentada: “El Pasillo del Futuro Rojo”
Uno de los elementos más ambiciosos del proyecto es el Pasillo del Futuro Rojo, una instalación de realidad aumentada donde los visitantes podrán caminar mientras, frente a ellos, aparecen visualizaciones distópicas o utópicas según sus preferencias:
- Si se acercan a la izquierda del pasillo, verán “cómo sería España si cada barrio tuviera un centro cultural bien financiado y un bar donde las croquetas fueran patrimonio público”.
- Si se acercan a la derecha —cosa que algunos creen provocadora en un espacio antifascista— verán escenarios donde “el fascismo se disuelve gracias al consumo responsable de libros y tote bags”.
El pasillo “Made in China”: asesoramiento estratégico de Pekín
Parte clave del viaje de Iglesias es recibir asesoramiento sobre cómo estructurar estos espacios. Según un borrador de reuniones filtrado por la agencia estatal china, se le estarían ofreciendo consejos como:
- Optimizar pasillos largos que fomenten el deambular ideológico.
- Incorporar señalización en varios idiomas, incluido uno inventado que “suene marxista”.
- Incluir objetos cotidianos que puedan tener doble uso: práctico y revolucionario.
- Instalar góndolas giratorias de productos “que generen conciencia según rotan”.
China, consciente del interés global por sus modelos de gran comercio urbano, estaría dispuesta a ayudar en la conceptualización siempre que el proyecto final incluya “al menos un 40% de productos que no parecen chinos pero sí lo son”.
La sección sorpresa: “Esto no es propaganda (pero casi)”
Fuentes internas revelan que el Hiper Bazar tendrá una zona especial, inspirada en las técnicas de persuasión cultural asiáticas, en la que se mostrarán vídeos, animaciones, mini juegos y paneles interactivos diseñados para que la gente “se sienta revolucionaria incluso si no tiene tiempo para serlo”.
Entre las propuestas están:
- Un juego donde el usuario debe detectar fascistas ocultos en una escena ilustrada tipo ¿Dónde está Wally?
- Un panel táctil que reproduce citas famosas de líderes de izquierdas, pero en tono ASMR para fomentar la concentración.
- Cápsulas de meditación “contra la alienación”, donde escuchar reflexiones en voz baja sobre el mercado laboral.
¿Y cómo pretende Iglesias financiar todo esto?
El documento preliminar menciona varias posibles vías:
- Donaciones voluntarias (con ticket numerado para control antifraude).
- Un crowdfunding llamado “Pon un ladrillo al bazar”, donde cada aportación simboliza una baldosa.
- La venta de productos exclusivos como el “Pack Militancia Deluxe”, que incluiría una camiseta, un libro y un cupón para un debate de 10 minutos con un tertuliano de izquierdas.
También se baraja la opción de vender suscripciones solidarias que dan derecho a descuentos, acceso preferente a charlas y una foto holográfica de Iglesias señalando un titular de prensa mientras frunce el ceño.
La reacción del entorno político: entre la ironía y la resignación
Partidos de todo el espectro político han reaccionado ya a la noticia, aunque con un tono más divertido que crítico, algo relativamente raro en la política española reciente.
Desde la derecha se ha calificado la idea como “un Ikea pero sin muebles y con el doble de ideología”. Desde la izquierda tradicional se observa el proyecto con cierta ternura, describiéndolo como “una papelería con pretensiones geopolíticas”. Mientras tanto, el PSOE ha preferido no comentar nada, alegando que “siempre que hay un proyecto novedoso de Podemos, algo se incendia, y hoy no tenemos personal para incendios”.
Iglesias: “No vendo productos, vendo conciencia”
Antes de embarcar hacia Pekín, Iglesias habría declarado que su objetivo no es crear un bazar convencional, sino “un espacio donde comprar sea un acto político consciente”.
Según él, en un país donde “la extrema derecha crece más rápido que mi coleta en fase de descanso”, es necesario “activar la imaginación radical”. Y qué mejor manera, concluyó, que “una tienda tan grande que la gente se pierda dentro y salga pensando en Marx”.
¿Cuándo abrirá el primer Hiper Bazar Antifascista?
El plan inicial es abrir un prototipo en un barrio “con tradición de izquierdas, buena cafetería y alquiler relativamente bajo”. Aunque no se han confirmado ciudades, se habla de:
- Vallecas
- Gràcia
- Carabanchel
- Algún polígono industrial de Bilbao que ya tenga murales apropiados
Si el prototipo funciona, Iglesias aspira a expandir la cadena por toda España, llegando incluso a plantear “versiones móviles” como:
- El Bazar Antifascista Itinerante, una caravana decorada con pegatinas de lucha obrera.
- El Mini Bazar Express, pensado para festivales y ferias del libro.
- El Bazar de Mochila, un empleado recorriendo la ciudad con productos esenciales y actitud pedagógica.
Conclusión: merchandising contra el fascismo
Aunque muchos ven el proyecto con incredulidad, otros consideran que podría convertirse en un fenómeno cultural similar a los centros comerciales alternativos de los años 90, pero esta vez con más citas de Gramsci por metro cuadrado.
Lo que está claro es que Iglesias, lejos de desaparecer del panorama público, quiere volver a hacer algo grande, visible, polémico, ideológico y, por supuesto, prácticamente imposible de ignorar.
Así que, si todo sale según lo previsto, dentro de unos meses podría abrir sus puertas el primer Hiper Bazar Antifascista, un espacio donde comprar, pasear, debatir, indignarse y adquirir un llavero revolucionario mientras se escucha de fondo una playlist de discursos históricos al ritmo del lo-fi.
Un lugar que, según él mismo insiste, “no será solo un centro comercial: será una forma de vida, con ticket de compra incluido”.
