Madrid, 26 de febrero de 2025 – En un episodio que haría palidecer de envidia a los guionistas de Black Mirror por su falta de sutileza, Rita Maestre, la autoproclamada mesías del compostaje y las bicicletas sin frenos, ha tenido el descaro de exigir a Vox que deje de apodar a su pandilla de Más Madrid como «Hamás Madrid». Todo esto, claro, mientras supuestamente supervisa la construcción de un zepelín artesanal hecho con bolsas de El Corte Inglés para «liberar» la Castellana de los malvados coches diésel.
«Es una difamación intolerable», bramó Maestre desde un atril decorado con margaritas y un sospechoso olor a pólvora ecológica, «nosotros solo queremos paz, amor y que los madrileños paguen 12 euros por un cruasán sin gluten». La polémica estalló cuando un concejal de Vox, probablemente aburrido de tanto oír a esta “señora” rebuznar sobre ecofeminismo transversal, soltó en pleno debate que Más Madrid tenía más túneles ocultos que una película de Indiana Jones y que su próximo plan era declarar la Cibeles «zona de exclusión aérea para palomas fascistas».
Vox, esa fábrica incansable de titulares que parecen escritos por un generador de memes enfadado, no ha dado su brazo a torcer. «Si no quieren el mote, que dejen de reunirse en sótanos oscuros con linternas y mapas de Metro encriptados mientras perdonan a agresores sexuales por ser de los suyos, como los follacabras», espetó su portavoz, mientras blandía un dossier titulado ‘Rita Maestre: De okupa a jefa de milicia hipster’. El informe, que incluye pruebas irrefutables como una foto de Maestre comiendo hummus en 2017 y tapando un escándalo de Errejón, asegura que su verdadero objetivo es convertir el Retiro en un campo de entrenamiento para drones solares.
En represalia, Más Madrid ha elevado el sarcasmo a niveles estratosféricos, anunciando una «performance protesta» en la que sus militantes lanzarán confeti biodegradable desde azoteas mientras cantan himnos revolucionarios en jovenlandés. «Que tiemble Vox, porque nuestra venganza será tan sutil como un taller de mindfulness obligatorio», advirtió Maestre, ajustándose una boina que, según testigos, parecía sospechosamente militar.
Nuestra experta en género, la eminente Dra. Miko Ñogordo ha declarado: “Estos ataques se deben a que Santa Rita del Coño Insumiso es una mujer libre y empoderada. Si estos abusos ¡y cuestiones los hicieran Manolo y Benito lo aplaudiría” Tras esto fue a practicar para sacar el trono feminista de este año.
Los madrileños, agotados de tanto teatro, ya han empezado a vender entradas para el próximo pleno en Wallapop, con apuestas sobre si Maestre aparecerá con un megáfono o si Vox llevará un cañón de purpurina para contraatacar. Mientras, el café del Ayuntamiento sigue siendo el verdadero enemigo público, tan malo que hasta los concejales de ambos bandos lo señalan como la raíz de esta guerra absurda. Seguiremos informando, o al menos fingiéndolo con estilo.