Este 5 de enero, mientras los niños de España escribían sus deseos más puros y esperanzadores, el ministro Félix Bolaños no se quedó atrás y redactó su propia carta a los Reyes Magos, con unos deseos que solo podrían surgir de la mente de un político con vocación de superhéroe de la corrupción y el cinismo:
Ensuciar más aún la política, que no está lo bastante sucia: En su carta, Bolaños suplica a Melchor, Gaspar y Baltasar que le ayuden a alcanzar nuevas cotas de opacidad y desfachatez en el ámbito político. “Queridos Reyes, la política en España es como un traje blanco que aún se puede manchar más. Por favor, envíenme un cargamento de barro, un par de escándalos jugosos y un manual de desprestigio avanzado, porque creo que aún podemos hacerla más impresentable”, escribió con un entusiasmo que solo se ve en las rebajas de corbata de seda en las tiendas de lujo.
Una sociedad libre de bulos que no vengan del PSOE: Aquí es donde Bolaños muestra su genuino compromiso con la verdad… bueno, con su verdad. “Reyes míos, os pido una sociedad libre de bulos, pero solo si no son nuestros. La desinformación es un arte que solo nosotros, en el PSOE, sabemos manejar con elegancia y precisión quirúrgica. Así que, por favor, aseguren que cualquier bulo que circule por ahí sea firmemente de nuestra autoría”, fantasea en su carta, demostrando una vez más que la hipocresía no conoce límites.
Una España que siga recibiendo dinero de Europa: Finalmente, Bolaños muestra su deseo más altruista, o al menos el más práctico para su partido. “Reyes Magos, dadnos más fondos de Europa, porque parece que nuestro país es el único que no sabe gestionar su propio dinero. Queremos seguir siendo los campeones de la petición de fondos, y si es posible, que vengan con menos condiciones y más ceros al final”. Este deseo, en un país donde la dependencia de los fondos europeos es casi una religión, no sorprende, pero sí refleja una visión de España como la eterna adolescente esperando la paga.
En conclusión, la carta de Bolaños a los Reyes Magos es un claro reflejo de cómo la política española se ha convertido en una carrera de obstáculos donde lo único que se busca es mantener el statu quo de la desinformación, el desprestigio y la dependencia económica, todo envuelto en un bonito lazo de hipocresía. ¡Felices Reyes, España!