Franco: El tapón de corcho perfecto para los escándalos de corrupción de la derecha y la ultra derecha
¡Oh, qué sorpresa! Como si no tuviéramos suficientes telenovelas en la política española, ahora resulta que la derecha, en su infinita sabiduría, ha decidido resucitar al mismísimo Franco para distraernos de sus escándalos de corrupción. Porque, claro, ¿qué mejor manera de desviar la atención de la mala gestión y los bolsillos llenos que traer de vuelta al Generalísimo?
Es decir, estamos en 2025 y en lugar de debatir sobre cómo mejorar la educación, la sanidad o, no sé, la economía, nos encontramos discutiendo sobre un dictador que falleció hace medio siglo. Pero, claro, es una estrategia maestra: mientras nosotros nos enfrascamos en debates sobre la memoria histórica, ellos se aseguran de que no miremos demasiado de cerca esos contratos sospechosos, esas comisiones por debajo de la mesa o los fondos que parecen evaporarse como el agua en el desierto.
¡Ah, la nostalgia! Nada como recordar los viejos tiempos cuando la censura era el pan nuestro de cada día y la corrupción era tan normal como el café con churros. Ahora, en vez de hablar de cómo se gasta nuestro dinero, podemos perdernos en la polémica de si Franco era un “psicópata” o un “narcisista” – porque, en serio, ¿qué diferencia hay? Ambos se llevan bien con la corrupción, ¿no?
Y qué decir de los actos conmemorativos de los 50 años de la muerte de Franco. Porque nada dice “democracia” como celebrar la muerte de un dictador. Pero, claro, para algunos, esto es una oportunidad dorada para hacer que los medios y las redes sociales se llenen de debates vacíos y polémicos, mientras las verdaderas preguntas sobre transparencia y justicia quedan en un segundo plano.
En fin, si la derecha piensa que con esta jugada maestra de distracción va a tapar sus trapos sucios, les tengo una noticia: el pueblo español no es tan fácil de engañar. O quizás sí, porque aquí estamos, hablando más de Franco que de cómo se gestiona nuestro país.
Así que, a todos esos defensores de la “tradición” y los “valores antiguos”, gracias por recordarnos que, aunque el tiempo pase, algunos siguen creyendo que la mejor forma de gobernar es con una mano firme… y el otro brazo hundido hasta el codo en el cofre del tesoro. Bravo, derechas, bravo.
Y, por favor, la próxima vez que quieran distraernos, prueben con algo más original que un cadáver polvoriento.