¡Atención, atención! En el fascinante mundo de la tecnología y la justicia, nos encontramos con una historia digna de una tragicomedia. Resulta que el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, decidió que su WhatsApp necesitaba una limpieza de primavera… ¡justo el día en que el Tribunal Supremo le señaló con el dedo! ¡Ay, ya es casualidad y mala suerte!
Según la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, nuestro fiscal general se puso manos a la obra el 16 de octubre y dejó su WhatsApp más vacío que una nevera después de las fiestas. Todos sus mensajes ¡puf! simplemente desaparecieron como un iPhone perdido en una barriada. ¿Coincidencia? ¿Un arrebato a lo Marie Kondo? Quién sabe.
Pero eso no es todo. La UCO también descubrió que García Ortiz no tuvo charlas telefónicas con periodistas ni con nadie ajeno a la Fiscalía la noche del 13 de marzo de 2024, cuando se filtró un correo electrónico relacionado con la pareja de Isabel Díaz Ayuso. Vamos, que esa noche su móvil estuvo más tranquilo que un domingo sin fútbol.
Y por si fuera poco, el fiscal general decidió borrar su cuenta de Gmail “recientemente”. ¿Será que le dio por una desintoxicación digital? Aunque Google ha dicho que “quizá” pueda recuperar esos correos. ¡Menos mal que en la nube nada se pierde!
En resumen, entre borrados de WhatsApp, cuentas de Gmail eliminadas y móviles más limpios que una patena, esta historia nos deja con más preguntas que respuestas. ¿Será que el fiscal general está practicando el minimalismo digital? ¿será que, a diferencia del resto, prefiere Outlook a Gmail? ¿O simplemente tiene un concepto muy estricto de la privacidad? Seguiremos informando… si es que queda algo por borrar.