Madrid, 18 de marzo de 2025 – En un giro inesperado que ha dejado a la comunidad científica y a los tabloides rascándose la cabeza, la actriz española Elisa Mouliaá ha declarado en una entrevista exclusiva que posee un coeficiente intelectual de 118, pero que su talento intelectual ha sido eclipsado por lo que ella llama “el tiránico reinado de mis atributos físicos”. Según Mouliaá, sus senos, que aparentemente tienen vida propia y una agenda mediática implacable, han saboteado sistemáticamente su sueño de ser reconocida como la próxima gran mente del siglo XXI.
Resulta que tengo 118 de CI y se me subestima por tener tetas, es la historia de siempre.
“Estoy harta de que me miren y solo vean un par de… bueno, ya saben”, afirmó la actriz entre sorbos de un café que, según ella, “es lo único que me mantiene cuerda mientras resuelvo ecuaciones diferenciales en mi cabeza”. Mouliaá asegura que su CI de 118, verificado por un test online que encontró entre anuncios de cremas reafirmantes, la sitúa “muy por encima de la media”, pero lamenta que el mundo prefiera discutir el escote de su último vestido en la alfombra roja antes que sus teorías sobre la relatividad aplicadas al guion de su próxima telenovela.
Fuentes cercanas a la actriz, incluyendo su peluquero y un primo que dice haber jugado al ajedrez con ella una vez, respaldan su afirmación. “Es una genio incomprendido”, dijo el peluquero mientras cortaba un flequillo con precisión quirúrgica. “El otro día me explicó la paradoja de Schrödinger mientras le hacía las mechas, pero luego llegó la prensa y solo querían fotos de su delantera”.
Expertos en psicología han calificado las declaraciones de Mouliaá como “un grito de auxilio contra los estereotipos”, mientras que otros, menos optimistas, sugieren que podría tratarse de una estrategia para promocionar su nuevo reality show: Cerebro y Curvas: La vida no tan secreta de Elisa. Sea como sea, la actriz promete demostrar su valía intelectual participando en el próximo campeonato nacional de sudokus, donde espera “aplastar a sus rivales con la fuerza de mi mente… y un buen sostén deportivo”.
Por ahora, el público sigue dividido: ¿es Elisa Mouliaá una mente brillante atrapada en un mundo superficial, o simplemente una maestra del autobombo? Solo el tiempo, y tal vez un documental de Netflix, lo dirán.