Entre chistes, críticas y debates, el PSOE abre la puerta a un país donde ofender ya no será delito… al menos, en lo religioso.
En un giro que dejará a más de uno persignándose (o no, según la fe que profese), el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha registrado una propuesta legislativa que promete dar un vuelco a la relación entre religión, justicia y libertad de expresión en España. La iniciativa busca acabar con el delito de ofensas religiosas y, ya de paso, recortar las alas a los jueces en su capacidad de interpretar estas cuestiones.
Fuentes no oficiales aseguran que esta medida tiene dos objetivos principales: garantizar que nadie vuelva a sentirse ofendido por un chiste de mal gusto sobre su religión y, al mismo tiempo, liberar espacio en los juzgados para casos más urgentes, como los debates sobre si los influencers deben declarar como autónomos o no.
“Queremos un país donde puedas contar un chiste sobre la Virgen del Rocío en una cena familiar sin temor a que alguien te denuncie o te excomulgue,” habría declarado un portavoz del partido. Según parece, el PSOE está convencido de que la religión no debería ser un terreno intocable, sino más bien un campo fértil para la creatividad humorística y la crítica cultural.
El proyecto también incluye un guiño a los jueces: “Sabemos que interpretar los límites de lo religioso y lo ofensivo no es fácil, así que hemos decidido darles un descanso. Ahora podrán dedicarse a temas menos polémicos, como el uso del reguetón en actos públicos.”
Como era de esperar, las reacciones no se han hecho esperar. Mientras unos celebran la medida como un paso hacia una sociedad más moderna y plural, otros ven en ella una invitación abierta al caos espiritual. “Esto es el principio del fin. Pronto los templos serán centros de stand-up comedy,” señaló indignado un representante de una organización religiosa.
Por su parte, los humoristas y artistas satíricos del país ya han organizado un brindis colectivo en honor a lo que consideran “la mejor idea política desde la invención del meme.” Algunos ya trabajan en nuevos espectáculos que, según dicen, “harán historia… si no terminan en la cárcel antes de aprobar la ley.”
Queda por ver si esta audaz propuesta pasará todos los filtros parlamentarios o si quedará en la lista de grandes ideas que nunca llegaron a nada, como aquella vez que se intentó prohibir los piropos en la calle. Lo que está claro es que, con esta ley, el PSOE ha conseguido una cosa: que todo el mundo hable de ellos, aunque sea para reírse.